En Sevilla, y alejado de la Iglesia de Filadelfia Cortés aparca la política para pastorear una nueva Iglesia

(Protestante Digital).- Antes de que los hermanos Del Valle se cruzaran en su camino y le arrebataran lo más preciado que puede tener un padre, Juan José Cortés tenía dividida su vida entre el fútbol (era entrenador) y la Iglesia Evangélica de Filadelfia, donde ejercía como pastor.

El asesinato de su pequeña, Mari Luz, fue un mazazo tan duro e inasumible que abrió en su vida una nueva meta por la que luchar: la revisión del Código Penal para delitos relacionados con menores y la instauración de la cadena perpetua revisable . Para ello, y bajo el amparo del PP, se embarcó en una vorágine de actos, idas y venidas, campañas electorales, política y más política.

Su objetivo: lograr su meta desde el Congreso, siendo incluido en las listas del PP para las próximas elecciones generales. No ha sido así. Su imputación por un desagradable incidente junto con otros familiares sesgó sus esperanzas y aspiraciones y, lo que es peor, ha creado una desazón y decepción difíciles de eliminar.

"Nadie o pocos se apresuraron a llamarme para saber la verdad, sino que dieron por hecho que lo hice, pues pregunto, dónde estaban aquellas personas que me llamaban casi todos los días, no me llamó ni el presidente de la misión, ni aquellos que me invitaban para hacerles campaña, ni los que buscaban al Ciudadano Cortés", asegura en su perfil de Facebook.

Para leer el artículo completo, pincha aquí:

Volver arriba