José Pablo Sánchez, responsable del proyecto “Mi Esperanza” “En España no hay voluntad de avanzar en la libertad de religiones”

(Jesús Bastante).- José Pablo Sánchez es director del programa Buenas Noticias, que se transmite los domingos a las 9 y cuarto de la mañana en la 2ª cadena, y también del proyecto Mi Esperanza, del que ya nos hemos hecho eco en esta página, y que en estos días ha llenado las pantallas de nuestro país con un mensaje de esperanza, fe y reconciliación, tan necesario en mitad de la crisis que vivimos.

-¿Se puede decir que es el primer gran proyecto que asume la práctica totalidad de las iglesias evangélicas españolas?
-Pues sí. En España hay alrededor de 3.000 parroquias evangélicas protestantes, y un 90% de ellas están participando en el proyecto.

-¿Y qué es Mi Esperanza?
-Principalmente, es un mensaje. Vivimos tiempos de grandes esperanzas, tiempos de crisis. Tiempos en los que mucha gente está esperando que los bancos y los políticos solucionen los problemas: el paro, los desahucios. Realmente tanto unos como otros tenemos una responsabilidad importante. Pero hay un punto de desesperanza que tiene una raíz más espiritual, más profunda e íntima. Y nos gustaría aportar algo. Traer un poco de luz a este contexto un tanto oscuro, y decir que, en medio de estas circunstancias, es posible vivir la vida con esperanza.

-¿Cómo se plantea el proyecto? ¿A través de que artilugios/instrumentos quiere llegar al público?
-Se van a transmitir 3 programas diferentes de televisión en tres días, a las 9 y media de la noche, en un canal de cobertura nacional (Intereconomía Televisión), y en otros canales locales, que todavía se están gestionando. Son programas con testimonios de gente corriente, y también de algunos famosos como Kaká o Juan Luis Guerra. Y en torno a estos programas, los creyentes evangélicos pretenden contagiar algo de esa esperanza a sus amigos, invitándoles a casa, intentando que lo puedan ver, transmitiéndoles esa esperanza, que no es nuestra, sino de todos aquellos que creen en Jesucristo.

-¿Los testimonios son experiencias personales de fe, cuestiones relacionadas con el dolor, con circunstancias específicas de trabajo...?
-Hay una mezcla. Lo que hemos intentado es que el programa sea un espejo de nuestra realidad. Con lo cual, hay desde enfermeras que comparten cómo para ellas su fe es un elemento clave a la hora de hacer su trabajo; hasta personas que han vivido crisis muy duras, como la hija de uno de los que murieron en el accidente de Spanair, que cuenta cómo echaba de menos a su padre en el día de su boda, y cómo sintió sin embargo la esperanza de Dios. Hay una diversidad muy grande: profesionales que expresan cómo dentro del marco de su trabajo la fe y la esperanza les son un gran apoyo, y también gente que ha salido de situaciones muy duras precisamente gracias a la fe.

-¿Hay algo que te haya tocado especialmente el corazón, que te haya llamado más la atención?
-Detrás del escenario, he estado trabajando muy cerca de una de las personas que han salido. Ya las conocía a todas, porque llevo muchos años trabajando en televisión y muchos de los testimonios ya han salido, pero me ha sorprendido muy gratamente descubrir que muchos de ellos, a los que a lo mejor había entrevistado ya hace 10 años, se mantienen en la misma experiencia, siguen emocionando. Por destacar uno, diré que me gustó especialmente un amigo que en principio no se atrevía a hacerlo por miedo escénico. Creía que se iba a poner nervioso. Es un bombero de la Comunidad de Madrid, que llegó a descubrir su esperanza y su fe por un proceso de observación. Es algo muy especial: a él le gusta mucho la naturaleza, volar en parapente, en ala delta, hacer escalada... En esas experiencias de riesgo en medio de la naturaleza, llegó a la conclusión de que tenía que haber un diseñador detrás de tanta belleza. Eso le llevó a buscar, y encontró a Jesucristo. Y eso lo comparte en los vídeos con una intensidad que transmite mucho. Se llama Alberto.

-¿La falta de esperanza o pérdida de valores de la que se está hablando en la sociedad actual, tiene algo que ver con la pérdida de la visión de Jesucristo? En el sector al que tú te dedicas, la fe sí es parte del trabajo, pero en los demás la presencia de Dios es cada vez más difícil de observar. ¿Ya no tiene en cuenta la sociedad los valores de Jesús y del Evangelio?¿Cómo lo percibes?
-Yo diría que hay una gran diversidad de reacciones en torno a la figura de Jesús. Yo creo que Jesucristo todavía es un personaje que atrae, que seduce. Pero para los que hemos llegado a creerle, a creer en sus palabras, significa Dios encarnado, y eso implica una vivencia espiritual. Somos una minoría los que hemos llegado a ese paso, frente a una mayoría que desconoce. En España hay mucha religión, mucha tradición, mucho ritualismo, y poco conocimiento del mensaje que dijo Jesús. Poco se han dedicado a leerlo y a meditarlo, y a ir directamente a las fuentes. Este gran desconocimiento ha llevado a un rechazo a la religiosidad, a la institución, a lo que es el movimiento de las religiones como algo caduco, que no significa nada; porque hay pocos que han llegado a investigar con sinceridad. Luego, hay un importante sector de la población, especialmente entre los jóvenes, que están buscando experiencias espirituales. Están un poco rebotados ya del racionalismo y el modernismo de los últimos años, donde todo tiene que ser científico, y han llegado a la conclusión de que no todo en la vida tiene explicación científica. Por eso están en una permanente búsqueda de espiritualidad. Eso no significa que se centren exclusivamente en Jesucristo, pero si tienen inquietud espiritual.
Yo creo que, tanto para unos como para otros, este mensaje de Mi Esperanza va a aportar mucho. Esperamos que sea una contribución a la reflexión.

-¿Cómo ha sido posible Mi Esperanza? ¿Cómo se ha financiado, quiénes estáis detrás, de dónde surgió la idea...?
-El proyecto Mi Esperanza se lleva preparando por las iglesias evangélicas en varios países del mundo. Hemos oído hablar de él en países tan diversos como Indonesia, Filipinas, Argentina, México, todo Centroamérica, algunos países de África... Y nos gustó, porque nos pareció que era un proyecto que se intentaba contextualizar en la realidad de cada país. Pretendía sacar a la luz la realidad de la fe en cada uno de los países, en un espíritu de colaboración y de respeto entre lo que es la presencia evangélica en el país y la entidad que lo promueve a la nivel internacional, que es la Asociación Billy Graham. Entramos en contacto con esta fundación, que también se involucra económicamente, les planteamos la posibilidad de venir a España, y ellos contactaron con el liderazgo de la Federación Protestante, hicieron algunas visitas... Y vieron que sí, que había consenso, búsqueda de comunicar realmente esa esperanza. Tras un año previo de contacto y varios meses de organización, ya llevamos un año desarrollándolo, para que en estos días puedan verse los programas, y ser acogidos y aprovechados en las iglesias evangélicas.

-En un momento muy especial, en que preparamos el nacimiento del Niño Dios.
-Sí, no es casual. Nos parecía que un evento como éste encaja muy bien precisamente en la Navidad, que es un tiempo en que todo el mundo, incluso los que no son cristianos, tiene una actitud de apertura y de búsqueda de significados mayores. Es como una ventana que abrimos todos a la espiritualidad. Entonces, nos parecía que era un buen tiempo.

-¿Habrá continuidad, o es un proyecto que se para aquí?
-Pues eso dependerá de la evaluación que haga la Junta Nacional, donde están los representantes permanentes de la diversidad de familias evangélicas. Ahí estamos prácticamente todos representados, y tenemos prevista la reunión para una vez que acabe el proyecto. Ver cómo ha sido, si somos capaces y si merece la pena continuar con este proyecto, que no es el único que hacemos, porque las iglesia evangélicas están siempre involucradas en muchas iniciativas. Lo que no queremos es ni duplicar ni crear estructuras que luego no tengan un compromiso práctico y real. Sí que va a haber una continuidad en internet. Ahora mismo ya está la página web www.miesperanza.es, donde se podrán ver los programas es streaming (gracias a un servidor que nos garantiza que muchas personas podrán visionar los programas en internet), sino que además las emisiones seguirán disponibles ahí para quien no las haya podido ver. Será nuestro punto de referencia y de continuidad del proyecto.

-En la página web también hay una explicación del proyecto y de la realidad histórica y actual del protestantismo español. ¿La pulsión en este país sigue estando entre el católico y el no católico? ¿Falta que aprendamos, como ciudadanos, que hay distintas confesiones, o que el tratamiento de todas ellas sea igualitario? A raíz de la polémica de Cataluña sobre el tema de los lugares del culto, ¿cómo ves los problemas que afronta hoy el mundo evangélico en España?
-Hace muy poquito entrevisté en el programa al secretario ejecutivo de la Federación, Mariano Blázquez, y al que todavía es director general de las relaciones con las confesiones del Ministerio de Justicia, José María Contreras. Ellos estuvieron expresando un poco el panorama actual de la presencia de las minorías, y en concreto de la Iglesia Evangélica. Y también mirando hacia el futuro, planteando una especie de hoja de ruta, que me parece que más bien le toca desarrollarla al nuevo gobierno en el poder.
La verdad es que vivimos todavía con el peso de la inercia de la historia. Todos sabemos que en España el pensamiento único ha monopolizado la sociedad en todos los ámbitos: en el político, el ético... Con la democracia se generó la posibilidad de una nueva forma de pensar, y se aceptó como algo normal que hubiese izquierda y derecha, multitud y diversidad de ideas. El mercado de las ideas está ahí, y cada uno elige la que le parece más adecuada. Sin embargo, en el panorama religioso todavía hay mucho por avanzar para que haya un trato equitativo para todas las confesiones. La impresión que tenemos el pueblo evangélico es que no hay voluntad para seguir avanzando. No la ha habido en los últimos años, y tememos que el problema económico que ahora mismo enfrenta el gobierno satura y completa el panorama. Con lo cual, las minorías quedan sin atención. Y luego, está la realidad de que el pueblo evangélico, aunque está en la 2ª posición como culto por número y por su presencia del país, no es un pueblo agresivo que plantee sus demandas de una forma problemática. No damos problemas. Así que se va dejando pasar el tiempo, y ya han pasado más de 30 años desde el fin de la dictadura. Y la verdad es que estamos un poco hartos.

-¿Y qué se puede hacer?
-Buena pregunta. Lo que nosotros siempre hacemos (y es el corazón de la esencia de lo que somos) es anunciar a Cristo. Anunciar la fe, la buena voluntad, comprometernos en la acción social...

-Pero también sois ciudadanos.
-Sí, por eso precisamente lanzamos proyectos como Mi Esperanza, y no nos dedicamos a estar luchando constantemente por conseguir una parcela de poder. No buscamos eso. Lo que hemos hecho es un manifiesto, por primera vez desde la democracia, denunciando la falta de desarrollo de la libertad religiosa, que ya es un paso.
El manifiesto se ha mandado a las instituciones internacionales que defienden los derechos humanos, para que sean conscientes de esta realidad. Suponemos que esto tendrá un eco e entidades serias que no se dejan manipular por las presiones internas. También se está buscando el apoyo de instituciones en Estrasburgo y en la Comunidad Económica Europea, para que ellos sean igualmente conscientes de que la situación en España ha llegado a un punto en que estamos retrocediendo. Hay una arbitrariedad tremenda en el trato que dan las instituciones hacia el pueblo evangélico. Todo esto tiene su proceso natural. Intentaremos seguir en esa línea, pero a la vez trabajando en lo que a nosotros nos corresponde. Haciendo lo que sabemos y lo que podemos para mejorar la libertad de religiones en España. Eso es lo que siempre ha hecho el pueblo protestante.
-Muchísimas gracias, mucha suerte con el proyecto, y mucho ánimo también de cara a la nueva etapa política que se abre. Y ojalá que el dinero no agote la libertad, y que no se le ponga ningún tipo de trabas a la profesión de cualquier fe.
-Ni a su expresión, sí. Confiamos en que mucha gente encuentre en estos días una nueva dimensión de su fe en Cristo.

TITULARES:
-Jesucristo todavía es un personaje que atrae
-En España hay mucha religión y tradición, pero poco conocimiento del mensaje de Jesús
-En Navidad incluso los no cristianos abren una ventana a la espiritualidad
-Vivimos todavía con el peso de la inercia de la historia
-En España el pensamiento único ha monopolizado la sociedad
-Falta mucho todavía para que en España haya un trato equitativo a todas las confesiones
-En España no hay voluntad de avanzar en la libertad de religiones
-Las minorías no son atendidas porque la crisis económica satura al gobierno
-El pueblo evangélico no es agresivo
-Los protestantes no damos problemas.
-Los evangélicos no pretendemos conseguir una parcela de poder
-Es la primera vez desde la democracia que tenemos que denunciar la falta de libertad religiosa
-Estrasburgo y la CEE tienen que saber que en España estamos retrocediendo en cuanto a libertad religiosa

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