JORDI TORRENTS
Parado en mitad de una avenida sin nombre de la gran ciudad me convierto en improvisado obstáculo para la marcha apresurada de varios peatones que llegan tarde a la reunión, que han quedado con un cliente, que deben presentar unos de esos anodinos informes estilo mañana a primera hora en la mesa de mi despacho, que corren, que van no saben donde, que huyen, en definitiva, de ellos mismos.
Lea completo el reportaje
"Mapa urbano de la fe en Catalunya"