Soldados evangélicos encarcelados por Franco

J.A. MONROY

La España que he vivido (VII)
En opinión del filósofo ultracatólico Jaime Balmes, la intolerancia es un derecho de los poderes públicos. La oficialidad militar de la postguerra civil, si no había leído a Balmes, estaba en su misma línea de pensamiento. Había que ser intolerante con todo soldado que no fuera católico. Ya he escrito que en el ámbito castrense la represión contra los protestantes se ejercía sin misericordia, salvando algunos comportamientos aislados.


No todos los soldados salieron de la “mili” tan bien parados como yo. Podría llenar muchas páginas con nombres de jóvenes que fueron severamente represaliados. Pero estos no son artículos de investigación, sino de testimonio. Sólo cuento casos y cosas que viví en carne propia o de personas cercanas a mí. Lo mío ocurrió prácticamente en época de postguerra, cuando los militares aún estaban ebrios y soberbios de triunfo. Pero hasta la primera Ley de libertad religiosa promulgada en 1967 no cambió el clima de intolerancia en los cuarteles.

José Cabrera, miembro de la Iglesia evangélica en Santa Cruz de Tenerife, a quien yo daba clases cuando era niño, fue encarcelado durante seis meses en el verano de 1962 porque en la Jura a la Bandera permaneció a pie firme y no quiso arrodillarse en la Misa católica.

Puede leer aquí el artículo completo de este escritor y conferenciante internacional de fe protestante titulado Soldados evangélicos encarcelados por Franco
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