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Habiendo dicho esto, iba delante, subiendo hacia Jerusalén.
Y aconteció que cuando se acercó a Betfagé y a Betania, cerca del monte que se llama de los Olivos, envió a dos de los discípulos, diciendo: Id a la aldea que está enfrente, en la cual, al entrar, encontraréis un pollino atado sobre el cual nunca se ha montado nadie; desatadlo y traedlo.
Y si alguien os pregunta: "¿Por qué lo desatáis?", de esta manera hablaréis: "Porque el Señor lo necesita."
Entonces los enviados fueron y lo encontraron como El les había dicho.
Mientras desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?
Puede leer aquí el artículo completo de esta colaboradora de la revista Ventana Abierta de fe protestante titulado Te presto mi pollino