Nuestra sociedad en crisis

EUGENIO ORELLANA

Toda la atención ha estado puesta en la crisis financiera que de pronto ha explotado en el mundo occidental, salpicando a otras regiones del planeta, al punto que parece que de esta no se escapa nadie. ¡Gran señor es Don Dinero! Sin embargo, hay otras manifestaciones de la crisis que vive nuestra sociedad que se dan en áreas igualmente trágicas aunque menos publicitadas.


Hoy, jueves 23 de abril de 2009, la prensa local de la ciudad de Miami nos informa que en la localidad de Margate, condado Broward, se ahorcó un niño de siete años. Todos decimos: «¿De siete años? ¡Qué pena!» y, como los personajes de la parábola del buen samaritano, nos hacemos a un lado y seguimos nuestro camino. No queremos llegar tarde a la iglesia donde acostumbramos reunirnos para adorar. ¡Un niño de siete años quitándose la vida! Los sicólogos se tiran los pelos de la cabeza, los sociólogos acuden a sus teorías del comportamiento humano, los psiquiatras revisan sus kardex con todos los síndromes habidos y por haber para tratar de explicarse el fenómeno. Los curas y los pastores exclaman: «¡Dios mío! ¡Qué mal estamos! ¡Hay que hacer algo!» Pero no hay que preocuparse tanto porque el niño era residente de un hogar para niños desamparados; niño sin padres, sin hermanos, sin un hogar. Sin pasado, sin presente ni futuro; es decir, un niño en situación irregular y, por lo tanto, susceptible de hacer lo que hizo. ¿Significa eso que sería más trágico el hecho si el niño hubiese pertenecido a un hogar bien establecido? ¿No es parte de la tragedia que niños como él -y como él hay miles- vengan al mundo a sufrir desde sus primeros días de vida porque fueron engendrados y concebidos en forma irresponsable por muchachitos y muchachitas que jamás pensaron en establecer un hogar y que, una vez parido, se deshicieron de él? Aborto sí. Aborto no. That is the question. Preservación del feto aunque, cuando ya convertido en un niño, opte por renunciar a la vida arrepentido de haber nacido en un mundo que se le ofrece como territorio hostil y macabro.

Puede leer aqui el artículo completo de este escritor latinoamericano, de fe evangélica y afincado en EEUU, titulado Nuestra sociedad en crisis
Volver arriba