Barrio propone crear "laboratorios de fe y cultura" en la universidad
En este sentido, precisó que ambas se necesitan para "no sucumbir ante los impulsos del mercado", cuya fuerza tiende a transformar la universidad en un "segmento operativo" para la consecución de sus objetivos.
Además, consideró que este impulso "hace perder" a las facultades su "autonomía" de reflexión, de investigación y de crítica, "propia del pensamiento que va más allá de la inmediatez y de los resultados". Así, insistió en que la Iglesia "no puede dejar de encontrarse con los hombres del pensamiento y de la ciencia" y defendió que "nadie" está más interesado en reconocer y valorar los logros de los investigadores.
FE Y RAZÓN
El prelado también hizo hincapié en que el cristianismo no es una "mera preferencia religiosa subjetiva e irracional" relegada al ámbito doctrinal, sino que "precisa" la razón, al igual que la razón necesita de la fe "para ser las alas con las cuales el espíritu humano se eleve a la contemplación de la verdad".
Argumentó que este binomio es necesario porque el pensamiento cristiano "tiene en el centro al hombre", a la investigación sobre el sentido del ser humano y el empeño ético del crecimiento de un nuevo humanismo.
Por otra parte, en relación al conflicto palestino-israelí, se mostró convencido de que "el choque de civilizaciones" se evitaría con la "promoción de un auténtico diálogo cultural" fundado en el conocimiento, en el respeto y en la "vivencia gozosa de la identidad".
También censuró que en muchas partes del mundo "la modernidad ilustrada" y sus productos "más queridos" han acostumbrado a la sociedad a creer que el cristianismo "no tiene cabida en la vida pública", que la fe no debe tener una expresividad histórica significativa en el presente y que seguir a Jesús es una experiencia perteneciente a la vida privada que hay que "someter a los límites que el poder político de turno le asigne".
CRISTIANISMOS EN CRISIS
Por último, el eclesiástico rechazó las que consideró "dos modalidades de cristianismo en crisis". En primer lugar, se refirió al "cristianismo de rebajas" que, tras sufrir persecuciones, se "automarginó" de la vida pública.
A continuación, aludió a la modalidad cristiana que privilegia la fuerza, la intolerancia y que, en definitiva, calificó como una "desarticulación de la fe y la razón". Según Barrio, la fe se convierte, de este modo, en un "ariete ultraconservador" que se lamenta del mundo moderno y que implícitamente invita a construir "guetos de protección" que no logran comprender la realidad.
Asimismo, señaló que esta clase de creencia, aparentemente ortodoxa, "muestra su esterilidad" por medio de su "poca o nula" creatividad cultural. "Un cristianismo que ha perdido a Cristo en el momento de haber perdido la razón genera un gran rechazo en las nuevas generaciones", sentenció Barrio.