Inmigrantes hacen de la Semana Santa de Melilla un ejemplo de integración

En su mayoría son subsaharianos que han llegado de lugares tan dispares como Uganda, Nigeria, Ruanda, Chad o Zimbabue, pero también se han sumado a esta iniciativa pionera cinco inmigrantes indios.
Los hombres saldrán como portadores de la Virgen y el Cristo, mientras que las cuatro mujeres que también han querido participar lo harán como nazarenas, portando y acompañando los estandartes de la Cofradía.
En estos días previos a la Semana de Pasión ensayan los pasos y los toques de las órdenes del capataz, tarea que se torna más complicada porque la mayoría de ellos no domina el castellano.
Sin embargo, se aferran a un lenguaje universal, el de su fe, con la que quieren dar gracias a Dios por haberles acompañado en su largo camino que, en algunos casos, se ha prolongado durante más de un año.
Los subsaharianos son cristianos católicos, en su mayoría practicantes, aunque los indios son hindúes, algo que no les supone un obstáculo porque, como ellos dicen, existe un sólo Dios.
"Es nuestra religión no hay ningún problema en sacar imágenes cristianas, porque pensamos que Dios es uno", asegura a Efe Gur, uno de los nuevos porteadores, que explica que lo importante de cada creencia es "ayudar a las personas sin mirar cuál es su religión".
Gur, junto a sus compañeros, lleva en la ciudad más de tres años, después de siete meses de viaje, y dice que ahora espera que Jesús, cuya imagen llevará sobre sus hombros en apenas una semana, le ayude a encontrar una salida a su situación.
Los inmigrantes, de momento, ensayan solos, pero el próximo viernes lo harán con el resto de portadores, jóvenes melillenses que cada año sacan a las calles unas imágenes que son contempladas por ciudadanos de distintas confesiones religiosas.
Pero antes de ese día, queda todavía mucho que preparar. Hay trajes que probarse y a los que hay que dar unos últimos retoques, al tiempo que hay que acondicionar los tronos y los enseres de la Cofradía.
En esas tareas también están colaborando los inmigrantes del CETI, que quieren demostrar que su idea y empeño de participar en la Semana Santa de Melilla no es sólo un capricho y una manera de escapar de la rutina del centro, sino una vocación y una devoción.
La del Cautivo y el Rocío es una cofradía "valiente", tal y como la define su gestor-delegado, Gregorio Castillo, que ya fue pionera en la ciudad por ser la primera que permitió a las mujeres portar sus tronos y la que todos los Jueves Santo concede la gracia de liberar a un preso del centro penitenciario.
Castillo ha señalado que la iniciativa partió de los propios inmigrantes que, a través de un trabajador del CETI miembro de la Cofradía, dejaron patente su interés en tomar parte en la procesión.
De hecho, se ha tenido que limitar el número de inmigrantes, ya que se han presentado muchos voluntarios para llevar sobre sus hombros los tronos del Cautivo y Rocío, como popularmente se les conoce.
Desde entonces, han visto imágenes de las salidas de los tronos de otros años y han acrecentado cada vez más su ilusión, sin ser casi conscientes de que su empeño se ha convertido en una muestra de integración en la sociedad que les acoge.
El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, ha resaltado que Melilla es siempre un ejemplo de convivencia, algo que queda de manifiesto en el seguimiento que se hace de la Semana Santa de personas de otra confesión distinta a la cristiana, como es el caso de hebreos y musulmanes.
"Esto es digno de admiración y un ejemplo para el mundo", ha dicho Imbroda, quien ha valorado la iniciativa de los inmigrantes, que enriquece una tradición tan importante como la Semana Santa.