(RD/Ep).-El presidente de la Generalitat, José Montilla, remarcó hoy, antes de la clausura del Año Jubilar en Tarragona, las buenas relaciones existentes entre el Govern y la Iglesia Católica, que --según dijo-- son 'correctas y fluidas'.Montilla subrayó el 'papel creciente' de la Iglesia catalana y manifestó que existen valores 'ampliamente compartidos' con la sociedad como la libertad, la justicia, el esfuerzo y la solidaridad, que se deben poner 'de relieve en tiempos como los actuales, de crisis'. Además, añadió que todo gobierno tiene 'la obligación' de mantener relaciones 'fluidas' con la religión mayoritaria, la católica en el caso de Catalunya.

José Montilla asistió hoy a la ceremonia de clausura del Año Jubilar, que se realizó en la catedral de Tarragona. Antes del acto, se reunió en privado con los altos representantes de la Iglesia Católica, un encuentro al que asistieron el enviado especial del Papa, el Cardenal Julián Herranz; el Cardenal Arzobispo de Barcelona, Luis Martínez Sistach; el Nuncio Apostólico; y el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol.

Posteriormente, tras almorzar en la sede del arzobispado con los representantes de la Iglesia, acudió a la clausura del Año Jubilar oficiada por el Cardenal Julián Herranz y con la presencia de una amplia representación de altas autoridades civiles y religiosas, entre las que también había representantes de la Iglesia Ortodoxa europea.

La ceremonia, de dos horas de duración, se inició con el cierre de la puerta principal de la Catedral, simbolizando así el cierre del Año Jubilar. En la homilía se recordó a las víctimas del temporal que ayer azotó a Catalunya, especialmente a los niños fallecidos en Sant Boi de Llobregat (Barcelona).

El Cardenal Herranz leyó una misiva del Papa en motivo de la clausura, en la que Benedicto XVI ruega que este evento 'dé nuevos impulsos a una acción pastoral intensa' que haga sentir a todos 'la alegría y responsabilidad' de ser miembros vivos de la Iglesia.

El Año Jubilar, considerado un 'éxito' por el arzobispado y con la visita de más de 150.000 peregrinos, conmemoraba los 1.750 años del martirio de San Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio en el Anfiteatro romano de Tarragona.