Raúl Berzosa, el mejor sucesor de Osoro en Oviedo
Ha sabido, incluso, templar sin mandar. Y ha servido de lenitivo en algunos de los flancos abiertos por la actividad arrolladora y la afectividad desbordante de su arzobispo titular.
Su valía se la han reconocido incluso sus compañeros, presentándolo, en las últimas elecciones, para el cargo de secretario general de la Conferencia epsicopal. Aunque él, aconsejado por Osoro, se retiró a tiempo y no quiso optar al cargo.
Estaba claro, hasta ahora, que en Asturias convivían dos "gallitos". Es hora de que Berzosa vuele sólo y asuma la total responsabilidad de una archidiócesis puntera en muchas cosas, pero con más brillo en el pasado reciente que en el presente. Y con todo el peso en los hombros de los sacerdotes más mayores: la generación del postconcilio.
No sería, además, la primera vez ni será la última en la que un auxiliar suceda a su arzobispo titular. Rouco sucedió a Suquía en Santiago y Barrio sucedió a Rouco en la misma sede compostelana. Y con excelentes resultados. ¿Por qué traer a alguien de fuera? Mientras llega y se hace con las riendas, pasan por lo menos dos años. Berzosa tiene ya todas las claves y aseguraría la continuidad pastoral (que tanta falta hace) en una archidiócesis con un Sínodo en marcha.