Ayer se presentó en Madrid el primer libro de texto de religión islámica para colegios. La cosa seguramente no daría para más si no fuera porque la editorial que lo lanza al mercado es católica. Sí, como lo leen.

La Fundación Santa María, propietaria del conocido grupo editorial SM y que pertenece a los marianistas, va a ser la encargada de educar a las futuras generaciones de musulmanes en su fe. «El objetivo es favorecer el encuentro intercultural y el diálogo religioso, con la integración de los valores del islam en el contexto socio-cultural español», afirman los de SM.

Los musulmanes, claro, encantados de haber encontrado a su tonto útil en España. En países como Arabia Saudí o Sudán, si te pillan con una Biblia encima, te aplican la pena de muerte. Esos sí que entienden de «encuentro intercultural y de diálogo religioso».

Seguramente los islamistas españoles no son tan fanáticos como los saudíes o los sudaneses. Pero no se trata de eso. El problema es que SM, cuya «identidad está inspirada en los valores cristianos», según recoge su ideario, ha caído en el relativismo y el sincretismo más absoluto. Es decir, que lo mismo da promocionar la fe cristiana que la islámica porque, al final, todas las religiones valen lo mismo ya que todas llevan a Dios. Pues que publiquen el Libro de Mormón, que vende una barbaridad, o que lleguen a un acuerdo con los Testigos de Jehová, que poseen uno de los grupos editoriales más fuertes del mundo.

Muchísimos españoles hemos estudiado con libros de SM o hemos disfrutado de niños con las novelas de «El Barco de Vapor». Y, la verdad, es triste ver el rumbo que están tomando. Los musulmanes, repito, encantados. Que los de SM no se esperen que les paguen con la misma moneda.

Alex Navajas (La Razón)