La estrella del 15 de octubre
El cardenal Antonio Cañizares Llovera nació en Utiel (Valencia) el 15 de octubre de 1945. En la misma fecha nació en Sigüenza (Guadalajara) monseñor Juan José Asenjo Pelegrina. Los dos estudiaron en el seminario de sus respectivas diócesis y se ordenaron sacerdotes con un año de diferencia. El nuevo alto cargo de la Santa Sede recibió el presbiterado en 1970 y el nuevo arzobispo coadjutor de Sevilla, en 1969, por lo que hay un año de diferencia entre los dos. Ambos han sido nombrados para cargos de gran importancia en el último trimestre de este año.
Tanto el cardenal Cañizares como monseñor Asenjo se han dedicado a la docencia eclesiástica durante algún tiempo y han ocupado destacados puestos dentro de la Conferencia Episcopal Española hasta que fueron nombrados obispos, aunque no coincidieran en el tiempo. El hasta ahora arzobispo de Toledo fue director del secretariado de la Comisión Epìscopal para la Doctrina de la Fe entre 1985 y 1992, año en que fue nombrado obispo de Ávila. El nuevo arzobispo coadjutor de Sevilla fue vicesecretario para Asuntos Generales de la Conferencia Episcopal entre 1993 y 1997 y secretario general del Episcopado Español entre 1998 y 2003.
La sede primada de Toledo ha contado con el cardenal Antonio Cañizares Llovera, desde 2002, y con monseñor Juan José Asenjo entre sus máximos responsables, aunque éste último fue obispo auxiliar, desde 1997 a 2003, año que pasó a la diócesis de Córdoba. Ambos coincidían en que habían nacido el 15 de octubre de 1945. Si hubieran continuado en el mismo cargo, los dos hubieran dimitido a la vez en el mismo sitio, al cumplir los 75 años, edad fijada por el Código de Derecho Canónico para que los obispos pongan su cargo a disposición del Papa, el cual les puede cambiar en cualquier momento. Cuando lleguen a esa edad, el cardenal Cañizares y monseñor Asenjo presentarán su renuncia al Santo Padre, pero al frente de dos puestos distintos.
He sido jefe de Información Religiosa de la agencia Europa Presss entre mayo de 1973 y noviembre de 2004 y, por lo tanto, he tenido trato con ambos. El cardenal Cañizares posee un gran cerebro, como demostró durante el tiempo que estuvo al frente del secretariado de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, en que José Mnauel Vidal le bautizó como "el pequeño Ratinger", por su bien amueblada cabeza y su escasa altura física. Es muy formal en sus apreciaciones. Se distingue por su gran seriedad, aunque en algunos momentos hace gala del sentido del humor. Recuerdo de su etapa en el citado secretariado el tiempo que dedicó a dar conferencias para explicar el documento "La verdad os hará libres", de la Conferencia Episcopal Española, que tuvo un gran impacto en la sociedad española.
Monseñor Asenjo, futuro cardenal de Sevilla, es un gran hijo que ha cuidado mucho de su madre; un gran sacerdote, dedicado a su labor, que nunca descuidaba; un buen obispo, con el que tuve ocasión de tratar muchas veces en la Conferencia Episcopal Española; y una gran persona, muy amigo de sus amigos, entre los cuales me considero, con muchos detalles a lo largo de mi vida de profesional periodista y de persona. Es un hombre gran amante del patrimonio histórico español, habiendo participado en reuniones con responsables del Estado.
Yo no creo en el destino de las personas, pero en el caso concreto del cardenal Antonio Cañizares y de monseñor Juan José Asenjo, hay algo que me hace decir que no es normal que los dos hayan nacido el mismo día, mes y año y, tras haber pasado por distintos puestos y diócesis, los dos vayan a ocupar cargos de bastante importancia. Ningún cardenal arzobispo de Toledo había dejado esta importante diócesis para desempeñar un cargo al frente de un dicasterio de la Santa Sede. Ningún sacerdote de Sigüenza había llegado a estar al frente de la archidiócesis hispalense, una de las más importantes de España con una gran tradición de cardenales como los Segura, Bueno Monreal y Amigo Vallejo. Ahora es el momento de monseñor Asenjo.
NACHO FERNÁNDEZ