Lo que va de Rouco a los protestantes

Hay Iglesias e Iglesias. La católica, en España, sigue siendo un poder fáctico. Aunque haya perdido mucho fuste y se haya dejado muchos pelos en la gatera de sus alianzas expresas o tácitas con los partidos de la derecha. Y como tal poder recciona. Casi siempre para lo malo. Tarancón optó, en la transición, por una Iglesia apartidista y consiguió convertirla en una autoridad moral. Suquía primero y Rouco después rompieron con esa estrategia y volvieron a uncir a la Iglesia católica con la derecha. Consecuencias clamorosas: La Iglesia católica es una de las instituciones peor valoradas y, en circunstancias como las actuales, cuando el pueblo sufre y llora, la Iglesia católica calla o dice vaguedades. Mientras, la Iglesia protestante, más libre y despegada del poder, ejerce plenamente su capacidad profética de denuncia.

Y a los hechos, de hoy mismo, me remito. El cardenal Rouco intervenía, en Aranjuez, en el curso de verano de la Juan Carlos I. Y, ante la que está cayendo, se limitó a decir que confiaba en que los recortes contribuyesen a la mejora de las condiciones de los más pobres y de las familias (sic). También criticó la liberalización de los horarios comerciales los domingos. Pero ni una palabra de condena para los drásticos recortes de Rajoy, que están indignando a casi toda España.

Esta tarde, en cambio, la Alianza Evangélica de España, una de las Iglesias protestantes de mayor solera del país, enviaba a los medios un comunicado de denuncia clara, abierta y explícita. Llamando a las cosas por su nombre, sin arrugarse, poniendo en la picota a la clase política, señalando a los culpables de la crisis y exigiendo responsabilidades. Todo un ejercicio profético. Léanlo y vean lo que va de Rouco a los protestantes. Un abismo. O lo que hay de una tarjeta roja a mirar para otro lado ante un penalti clamoroso.

José Manuel Vidal
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