Quienes no hemos adoptado, no logramos entenderlo. Los padres adoptivos realizan su misión de una manera gozosa, del todo desinteresada, les sale del corazón. Están llenos de ilusión; aman a sus hijos elegidos como a los que nacieron de sus entrañas. Además no suelen darse importancia por su acción. Eso sí, cuentan con fruición todas las intrigas y aventuras que realizaron hasta el momento en que sus nuevos vástagos residen ya por siempre en la nueva familia.
El perfil de los adoptantes es: persona altruista, buena, responsable, decidida, humana, un poco soñadora y aventurera. Se lanza con decisión a conseguir su noble objetivo.
Almudena declaraba hace varios meses a la revista Telva toda su hazaña hasta que tomó a su pequeña de un orfanato chino. “Tenía tres hijos – nos dice –. La ilusión de mi vida ha sido siempre adoptar al menos uno. La gente piensa en estos casos que estás un poco loca”. Junto con otras compañeras que tenían el mismo deseo fue entrevistada – ella junto con su marido – por psicólogos y médicos sobre su estado de salud. Estudiaron los funcionarios las nóminas de ambos, a ver si eran capaces de sostener una familia ya numerosa. Examinaron sus amistades, su actual situación afectiva; sabían todo sobre los futuros padres.
La nueva regulación de la adopción en China es cada vez más exigente. Se les permite acceder a las personas casadas; su edad, entre treinta y cincuenta años. Y la boda se ha tenido que celebrar al menos dos años antes; si se trata de divorciados, cinco. Pero si uno de los cónyuges se ha casado tres veces, no se le permite adoptar. Tampoco pueden hacerlo los homosexuales; y pronto van a dejar de permitirlo a los solteros. Además exigen que la familia disfrute un patrimonio elemental y un sueldo fijo suficiente.
Nuestra protagonista cuenta que, después de mucho esperar, le tocó en suerte viajar a recoger a su nueva princesa a la lejana China; era de ojos rasgados y mirada triste. Tenía algunas pequeñas dolencias pero pronto sanó. Al principio se resistía, con su año y medio, a marchar con los nuevos padres, pero pronto superó el pequeño trauma. La primera mañana que despertó en el nuevo hogar estiró los brazos para que la cogieran, y fue grande la emoción de sus padres.
En un siglo en que mueren asesinados tantos hijos antes de nacer, tenemos el ejemplo de personas que a los seres más débiles los protegen, y gozan amando a sus nuevos hijos igual que a los naturales.
Pregunté a una madre si de verdad se puede querer tanto al elegido como a los propios del matrimonio, y no dudó ni un momento: igual, del todo igual. Acoger, criar, educar, sacar adelante a estas personas lejanas en la geografía y cercanas en el amor. Es una maravilla; lo que Dios ha hecho con nosotros elevándonos a la categoría de hijos, esa acción cuasi divina practican estos matrimonios ejemplares.
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: http://blogs.periodistadigital.com/secularizados.php
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2