Adultos en la fe.


Querido amigo: A veces se nos hace tan difícil la fe... En una ocasión
hablaba yo con una señora que vivía como si no tuviera fe. Me decía: Yo
admiro a personas creyentes como tú; me dan envidia.

Aquella persona también tenía fe. Lo observé. Pero no había dado el paso de
ser adulto en la experiencia religiosa. Le parecía la fe de un mayor como la
de un niño pequeño.

Cuando éramos niños no nos costaba creer. Todo lo que te explicaban en la
catequesis, en la escuela, en cualquier lugar lo veías sin sombra de duda.
Al hacerte mayor te vas volviendo más crítico y se barrunta la fe como algo
oscuro, como la niebla. Parece que sí, pero....un montón de dudas se
agolpan.

La razón nos ayuda en la fe, pero por supuesto, la razón no lo explica
todo; de lo contrario la fe no sería fe. La razón nos dice la posibilidad
de la revelación; y comprueba la doctrina de Jesucristo como maravillosa.
Incluso la razón nos aconseja en el sentido de que, de todas las religiones
existentes, la cristiano - católica es la que más merece la pena en
conjunto, a pesar de los fallos de muchos dirigentes.

Todo me va inclinando hacia la fe. Pero vienen las dudas. Y han de venir
esas dudas. De lo contrario, la fe no sería fe.

A veces se me ocurre como duda: ¿por qué este mundo es tan duro, tan
malo...? Yo hubiese ideado un mundo mejor, sin posibilidad de odios, de
guerras, de terremotos, de injusticias; sin dolor, sin que el inocente tenga
que sufrir...

Entonces miro a Jesucristo en la cruz víctima de odios y de injusticias.
Esto no me deja del todo tranquilo, pero veo el dolor del mundo como en un
misterio inexplicable por la sola razón. Y digo entonces: "Señor, ¿a quién
iremos? Tú solo tienes palabras de vida eterna." ¿Qué necesidad tenías Tú de
venir a este mundo? Y lo has hecho para salvarnos. Y sigo adelante. Y le
pido más veces" "Señor, yo creo, pero aumenta mi fe." Y mi convicción es tan
total que daría la vida antes de abandonar mi fe. Te lo digo como lo siento.
Vamos a pedirle a Dios todos los días el don de la fe. El nos va a ayudar,
para que sigamos adelante.
Llegará el día de la visión cara a cara y entonces no necesitaremos ya más
de la fe. Vamos a confiar en Dios. El es bueno. Por algo nos ha traído a
este mundo. Y grande va a ser el gozo total de la vida eterna, si creemos y
procuramos adecuar nuestra conducta a esta fe; contando, sí, con la ayuda
de Dios.

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