1.- Alegría del Adviento, porque Jesús está cerca. En nada hemos de estar preocupados, sino en todo llenos de fervor en la oración, donde Jesús escucha nuestras peticiones.
2.- Dios me concede la gracia de ser testigo de la luz y de la verdad, lo he de hacer con amor y caridad, de tal manera que se note el influjo del mismo Jesucristo. Pedir fuerza para ello. Sin Él, nada.
3.- Allanar el camino del Señor; enderezar las sendas. Ser consciente a lo largo del día de mi fe y amor. Practicar en distintas ocasiones la mortificación. Ven, Jesús, en mi ayuda.
4.- Buscar hoy y todos los días "altos en el camino", para otear el presente y el futuro inmediato, enderezar mi sendero en el amor a Dios.
5.- Soy un peregrino hacia Dios; ven en mi ayuda, Virgen María, Tú que eres la madre del Adviento de todos los cristianos.
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