"Nos alegra constatar la amistad que va surgiendo entre tantas personas que hemos vivido unas mismas circunstancias: sacerdocio, secularización, matrimonio... Pienso que en la madurez la amistad se demuestra con la comunicación y nos enriquece más y más. Hay que procurar que esta relación sea mutua. Según avanzan los años la amistad ayuda a seguir manteniendo el interés por la vida. Cuando uno se encuentra sin que nadie le quiera, su amargura crecerá y, junto a ella, su desgana de vivir.
No abandonemos por desidia nuestra amistad.
La aspiración mutua por seguir a Dios y ser cada vez mejores, es lo que forma y conserva las amistades. Y las hace que vayan adquiriendo quilates. Amistades lúdicas y de bares, son tan sólo una caricatura de la verdadera amistad, pero mejor que nada ya son.
Recuerdo alguna frase del libro de los Proverbios: " Un amigo fiel es un escudo poderoso; el que lo encuentra halla un tesoro. Es bálsamo en la vida. No se paga con nada. Hay amigos más queridos que un hermano." Todas estas frases hace tiempo que las habrás leído, pero parece que ahora, con la experiencia, las vamos entendiendo mejor.
Es hermoso que en esta nuestra experiencia de la amistad esté presente Dios. Yo creo que esto la aglutina más. Y de una manera especial en estos tiempos en los que hay tantos descreídos. Incluso la miro un poco como signo visible de este amor del Dios invisible. El se derrama en nuestros corazones y la amistad juega un papel importante de gracia actual. ¿No es verdad que nos "contagia" el mutuo fervor? Todo esto hace que cada vez nos sintamos más amigos. nuestra amistad se estrecha más en Cristo."
José María Lorenzo Amelibia
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