1.- Estar con mi pensamiento en la realidad de fe, porque nos llegó la vida, y si nos ha llegado la vida, se ha destruido la muerte, el imperio del pecado.

2.- Nos ha llegado la luz, que es Cristo, y si nos ha llegado la luz, "arrojemos las obras de la tinieblas".
3.- Detesto el pecado y propongo la santidad. Jesús, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado; de la misma naturaleza del Padre por quien todo fue hecho.

4.- La luz luce en las tinieblas, aunque las tinieblas no la hayan comprendido. Jesús venció la muerte y nos salvó a quienes estábamos vencidos.

5.- No cerraré mis ventanas a la luz divina; abriré los ojos para ver bien gracias a la luz del Cielo.

6.- Vivamos sobrios y vigilantes, como quiere Cristo. Señor, que estas ideas fragüen en mi corazón.

7.- Y espero en la resurrección de la carne y en la vida del siglo futuro, amén.

8.- Te pido todo esto, Padre, por medio de Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en unida del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. Virgen María, sálvanos.

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