Yo sé que has oído alguna vez que si el hombre no tiene conciencia de haber recibido mucho, luego no se siente capacitado para dar. Esto relacionado con la vida espiritual lo considero de gran importancia.
Primero nos tenemos que convencer de lo mucho que Dios nos da. Después que hemos considerado lo manirroto que ha sido el Señor con nosotros, a la fuerza nos tenemos que sentir generosos con los demás. A la fuerza hemos de darnos, entregarnos en el servicio de nuestros prójimos y, sobre todo, ayudar a extender el mensaje cristiano.
Dios se nos adelante siempre. Previene y provoca nuestra respuesta a su amor. Tenemos que disponernos para acelerar nuestra conversión definitiva. Yo, te lo confieso, todavía no me siento ni con mucho en esta disposición. Per sí lo deseo vivamente.
Y lo pido al Señor; le suplico esta gracia. Y después, saber dar más, entregarme más al prójimo. No sé cómo, pero ya tendré ingenio para eso. Mientras tanto hacer lo que pueda. Me siento sin fuerzas, pero con gran deseo. ¿A ti qué te ocurrirá? Ojalá nos venga ese auxilio del Señor.
¡Cuando Dios pondrá nuestra alma tan del todo enamorada que hagamos todo lo posible para contentar a este divino esposo!
¿ Enemigos?Hoy he leído una idea de Santa Teresa de Jesús; quisiera que al escribirla se me grabara en el alma: cuando se enteraba la santa de que alguno la perseguía o hablaba mal de ella y cuando veía que alguno la iba a tratar mal, se frotaba las manos de gusto y alegría. Así - pensaba- podré ejercitar el mandamiento del perdón que me manda Jesús; así le amaré a quien intenta molestarme más por amor a Dios.
Vamos a pedir a Dios esta gracia de saber perdonar incluso con gusto, pero un gusto de fe, de puro amor de Dios. Podemos decir aquello que hemos oído repetidas veces en nuestra juventud: vamos a eliminar al enemigo, pero haciéndolo amigo.
Debemos relacionarnos siendo nosotros mismos. Esto hoy lo sostienen todos los sicólogos, todos los sociólogos y cuantos tratan de dinámica de grupos. Yo estoy convencido. Y parece de sentido común. Luego, a la hora de la verdad, no es tan fácil aplicarlo a nuestras vidas.
Procurar integrarse en la amistad, no absorber; procurar no dominar ni dejarse dominar. La amistad tiene que ser así. ¡Qué bonita la amistad de David y Jonatás, la de San Isidoro con su amigo, San Leandro o San Braulio, y la de muchas personas que se han integrado en un ideal común y se han acompañado durante toda la vida hasta llegar a la meta!
Yo estoy convencido de que la persona es principalmente interioridad, un proceso de caminar hasta llegar a la última soledad. Pero no para pararse ahí, sino para salir de sí mismo e ir al amigo; que no forzosamente ha de ser único. Cuando el amigo sigue el mismo proceso, entonces se llega a un encuentro gozoso, de "empatía", como creo que hemos comentado en alguna ocasión. Y esto no significa que en todo se piense lo mismo, (sería empobrecedor), pero sí que se aspire a un ideal común de trascendencia.
José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: jmla@jet.es
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Ver página web: http://web.jet.es/mistica