Te lamentas - yo también- de un mundo en camino progresivo de corrupción. Las buenas costumbres se pierden. La moral se deterioran Imperan el dominio del dinero y del mal. Te llena de asombro y tristeza la pérdida del dinamismo apostólico en la Iglesia; aquel estilo fogoso de San Pablo va decayendo.
Conoces amigos, entregados un día al Reino de Dios, hoy en el mundo de los paganos.
Muchos pastores de almas limitan su acción a atender a los pocos que solicitan ayuda espiritual. Parece que nos domina el sopor de la ancianidad. ¿Y tú? ¿Qué haces? ¿Cómo reacciona tu espíritu después de los lamentos muy comprensivos y racionales? Porque no basta con la crítica estéril. Es preciso apoyar el hombro para levantar la carga.
La Iglesia no pertenece tan sólo a los jerarcas. Ellos disponen de una función directiva. ¡Todos formamos parte del Reino de Dios! En la Iglesia, más que en cualquier empresa humana cabe la acción y la iniciativa de todo cristiano de buena voluntad.
El bien que tú o yo hemos de hacer, ni el mismo Romano Pontífice podría realizarlo.
Ante todo vamos a comenzar por la oración. Es el fundamento de toda obra de apostolado. Allí fraguan las grandes empresas y las pequeñas iniciativas. Expón tus sugerencias. Apoya el hombro en unión con tus hermanos. Colabora también en los trabajos de ellos. Si no pudieras conseguir un puesto de acción apostólica en una parcela ya roturada, no olvides que también en el terreno espiritual existen los francotiradores. Muchos de ellos hoy lucen con el fulgor de la santidad en el Reino de Dios.
José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: http://blogs.periodistadigital.com/secularizados.php
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2