Juan Diez Parroquín es un sacerdote casado de Méjico. Él se casó y después se hizo sacerdote, pero anteriormente fue seminarista en un seminario mejicano. Hoy podríamos es
Motivos de los obispos para no permitir que los sacerdotes se casen:
1.- La resistencia al cambio. La innata predisposición del ser humano, todos, al cambio.
2.- La arrogancia de los Obispos. En el seminario se nos enseñaba que los seminaristas éramos escogidos por Dios, en forma súper especial para entrar al Seminario. Ya dentro del Seminario, los directivos escogen por su conducta y capacidad de estudios a aquellos seminaristas que en Filosofía o Teología son enviados a estudiar a Europa, especialmente Italia y muy particularmente a Roma en el Colegio Pío Latino Americano asistiendo a clases en el Seminario Gregoriano. Allí, además de obtener Doctorados, realizan amistades con seminarista “elitistas” de todo el mundo.
Lo más raro, o lo más natural es que también se encuentran con seminaristas orientales, de los que sí se casan, y descubren que estos seminaristas orientales primero tienen que casarse, continúan sus estudios de Teología y después son ordenados. Los seminaristas celibatarios que estudiaron en Roma son ordenados sacerdotes y, ordinariamente, enviados a los Seminarios como Catedráticos de materias diversas. Son pues Catedráticos, Directores Espirituales, Prefectos, finalmente Rectores.
Por una razón de afinidad los Obispos, generalmente son escogidos de entre los Rectores de los Seminarios. Ya lo dice el dicho latino: Pares cum paribus facilliter congregantur.
Juan Díez Parroquín
Comentario de ASCE:
Creemos que nuestros obispos o jerarquías romanas debieran estudiar estas proposiciones de Parroquín, y ver cuán valiosas podrían ser para la unión de todos los cristianos.
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