Nace un niño con una enfermedad muy rara
Enfermos y debilidad
| José María Lorenzo Amelibia
Nace un niño con una enfermedad muy rara
Nace un niño enfermo con una enfermedad muy rara, anemia congénita severa. Los técnicos la denominan algo así como “beta – talasemia – mayor”. Terrible dolencia que obliga a los padres a practicar al pobre nene continuas transfusiones de sangre. La ciencia no es ajena a ningún problema sanitario. Con tesón y paciencia pretendemos encontrar solución a los males angustiosos en el mundo de lo infantil.
Niño con enfermedad rara
Hace pocos años se encontró solución para nuestro niño de referencia. A los cuatro vientos se dio la noticia llena de alegría: un hermanito le va a donar algo necesario para la curación total de aquella tremenda enfermedad; no había otra alternativa para sanar al menor. Pero muchos ignoran cómo se ha llegado a tan sensacional hallazgo.
Lo primero fue seguir profundizando en experiencias científicas anteriores. Después llegó el momento definitivo: había que aplicarlo a este caso concreto. Con precisión, con las técnicas más avanzadas, llegaron a realizar una fecundación in vitro, fruto de los padres del niño enfermo. Pero no se podía obrar al azar. En aquel tubo de ensayo existían numerosos embriones, – el embrión es un ser humano en sus comienzos – y era necesario seleccionar el más adecuado. Para ello había que analizar hasta llegar al más conveniente. Por supuesto no tenía que tener síntomas de la enfermedad del niño a curar. Así que hubo que destruir todos los embriones, menos uno, el elegido para sanar a nuestro protagonista.
Y se celebró el éxito de este nacimiento, - un niño medicina para su hermanito – como un triunfo de la técnica y del humanismo. Muchísimas personas lo han acogido con alegría, sin reparar en las enormes connotaciones morales que lleva consigo esta técnica: se han destruido muchas vidas humanas incipientes y esto es muy grave, gravísimo; como grave es todo aborto provocado. Además, se ha “fabricado”, “producido” – no procreado – “un producto” humano; así de crudo es el problema. El nuevo niño ha sido escogido entre muchos por ser útil para una posible curación. No ha nacido con el derecho primero a ser amado por sí mismo, sino como un medio de curación.
La Conferencia Episcopal Española se ha pronunciado sobre estos problemas, y no sé si ha tenido su palabra la suficiente difusión o acogida. Sanar a los enfermos, sí. Pero no a costa de vidas humanas y de conculcar los derechos más elementales de terceros.
José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2