SEÑOR OBISPO, LA SANTIDAD DE LOS SACERDOTES ES SU MISIÓN PRINCIPAL

Para los Obispos

SEÑOR OBISPO, LA SANTIDAD DE LOS SACERDOTES ES SU MISIÓN PRINCIPAL

san sac

Querido señor obispo de habla hispana: Desde hace tiempo siento en la oración siento un impulso constante de preocuparme de este tema de la santidad de los sacerdotes. Y me parece prioritario iniciar (o acrecentar en las diócesis donde se ha iniciado) una campaña de espiritualidad del clero.

Cada año escribo algo más de doscientas cartas a conventos de clausura de varias provincias de España. Les pido oración constante para la santificación del clero. D. m. pienso seguir insistiendo.

Es que veo el panorama sacerdotal bastante oscuro en cuestión de intimidad con Jesús. Los templos se cierran a la adoración eucarística. ¡Se cierran las fuentes de la vida! No vemos a los sacerdotes hacer oración junto a su presbiterio.

Es preciso promover en todas las diócesis (en algunas ya va en marcha) una campaña continuada de espiritualidad y vida interior en el clero. La campaña de oración ya está lanzada. Además, como desconozco direcciones del resto de España, les he pedido a las religiosas que fotocopien mi carta y la envíen a otros conventos de la su misma Congregación del resto de España. Estoy convencido de que el corazón de Dios se va a mover ante la oración de todos. Y surgirán hombres y mujeres carismáticos que ayuden a esta tarea prioritaria. Mientras tanto hemos de poner de nuestra parte todo lo que podamos.

Cuando salíamos del Seminario estábamos en una convicción profunda de que sin una vida intensa de oración, nada podíamos conseguir. Hasta entonces vivimos en un fanal. De repente nos vimos solos. Unos han sucumbido. Otros más fieles y valientes perseveran. Pero un gran número de los "fieles" se ha convertido en funcionario de las cosas de Dios. Lo estamos comprobando todos los días. La soledad aumenta con el paso de los años. La falta de amistad y compañerismo es evidente en grandes sectores del clero. El cura necesita hablar de él y de sus problemas, pero no resulta fácil encontrar el interlocutor.

Es necesario que aumente el número de sacerdotes fervientes; que sean santos o aspiren con seriedad a la perfección. Sacerdotes que animen, alienten, aconsejen, escuchen a sus compañeros. Lo vengo comprobando: muchas enfermedades mentales de depresión se curan solamente con un amigo fiel que se interese y re-conduzcan al amigo por la "via antiqua" de la oración y mortificación.

Me parece que los obispos tienen que tener la ocupación prioritaria del bien espiritual de sus sacerdotes. Y si no encuentran los hombres adecuados, ellos mismos en su diócesis ser líderes espirituales del clero: visitarlo, animarlos, escucharles, impulsarles hacia la profunda vida interior, incluso contemplativa.

El P. Nieto en los últimos años de su vida solía decir, refiriéndose a los sacerdotes: "Fe todavía queda... lo que falta es el amor de Dios." Ese es el gran problema: enamorarse de Dios. Para ello no hay otra solución que gastar horas en compañía amorosa con El. Si la Palabra de Dios sale de un corazón frío en amor no mueve, pero si sale de un corazón ferviente en amor, anima, convierte, mueve,... La gente mira con indiferencia nuestra predicación porque no amamos lo suficiente a Dios, no conseguimos hablar con calor de El. Nos faltan horas de oración. Permanencia delante del sagrario. Tal vez nos sobren reuniones.

Es preciso enamorarnos de Dios. Y para ello el único camino que está en nuestras manos es dejarnos cautivar de El dedicando muchas horas a la oración. Hace poco más de un mes providencialmente he contactado con un sacerdote que me ha impresionado por su alegría, emoción sacerdotal. Al ver su obra en favor del clero he pensado: "el dedo de Dios está aquí." En su segunda carta me dice entre otras cosas: "Josemari, ésta ha sido la ilusión de mi vida entera. Mira por donde, ahora, al final , quién sabe si con tu ayuda lo podré hacer [...]. ¿Por qué no puedes ser tú el medio de esta comunicación? Pudiera ser que el Señor nos haya querido juntar para esta misión. El sacerdote que así me escribe, lleva más de cuatrocientas tandas de ejercicios a sacerdotes.

Querido Señor obispo: no sé si servirá para algo esta lamparilla que intentamos encender. Confiemos de verdad en la oración abundante que en estos momentos se está elevando hacia Dios desde tantos conventos.

Espero, con la ayuda de Dios, mantener encendida esta lamparilla. Un saludo muy cordial de su affmo.

 José María Lorenzo Amelibia

 Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com          

    Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/      

Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3                                          Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

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