¡Ven, Espíritu divino!
Tú eres el Espíritu de la Verdad.
Penetra en mi mente
y enséñame a creer en el Padre
y a vivir en su confianza
con abandono profundo y radical.

Que comprenda que mi vida eterna
es conocerle con el pensamiento de Jesús.
Alienta mi Fe para que descubra
Quién es Jesús, su presencia en el mundo
y su paso lleno de perdón
gratuito y misericordioso.

Abre mis ojos para que vea
la presencia real de Cristo
en el sacramento de cada persona.
Concédeme, Espíritu Santo,
que manifieste mi Fe en la casa,
en el trabajo, en la diversión;
en la salud y en la enfermedad.

Que la Fe me comunique mi alegría de vivir,
mi razón de esperar, y mi gozo de amar.
Que nada me turbe: ni la duda, ni la crítica,
mi la persecución, ni el despojo de la honra,
ni el martirio corporal.

Que todo me sirva para apoyarme en Ti, mi Dios,
y abandonarme en tus manos de Amor.
Espíritu divino, ayúdame a sentir y vivir
el fruto de la Fe
como sello de la alianza de Dios conmigo.
Amén.