Señores obispos, busquen por favor sacerdotes santos, de esos que gustan de estar ocultos. Llámelos; anímeles; piense con ellos para una campaña (explícita o implícita da lo mismo) de santidad entre los sacerdotes y personas consagradas. Cada día huye más la gente del regazo del Señor. Y eso que nunca como ahora han abundado los planes de pastoral y las reuniones.
No nos engañemos con unos esquemas fabulosos. Muchos proyectos enseguida son olvidados; otros, sí, se realizan, pero, al ejecutarlos sin la virtud y santidad necesarias, no producen apenas fruto. Decía Mons. Sebastián: "Después de muchos años de análisis... os tengo que decir que he llegado a la convicción de que un evangelizador se hace en la oración viva y sostenida".
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