Queridos Hermanos, sé bien que los jóvenes están en el centro de vuestras preocupaciones. Les dedicáis mucho tiempo, y hacéis bien. Como bien sabéis, acabo de encontrarme con una multitud de ellos en Sidney, durante la Jornada Mundial de la Juventud. He apreciado su entusiasmo y su capacidad para dedicarse a la oración. Incluso viviendo en un mundo que les halaga y estimula sus bajos instintos, cargando ellos también el lastre bien pesado de herencias difíciles de asumir, los jóvenes conservan una lozanía de espíritu que me ha admirado.
He hecho un llamamiento a su sentido de responsabilidad, invitándoles a apoyarse siempre en la vocación que Dios les concedió el día de su Bautismo. “Nuestra fuerza es lo que Cristo quiere de nosotros”, decía el Cardenal Jean-Marie Lustiger. Durante su primer viaje a Francia, mi venerado Predecesor transmitió a los jóvenes de vuestro País un mensaje que no ha perdido nada de su actualidad, y que fue acogido entonces con un fervor inolvidable. “La permisividad moral no hace feliz al hombre”, proclamó en el Parque de los Príncipes entre aplausos atronadores. El buen sentido que inspiró esa sana reacción de su auditorio, no ha muerto. Ruego al Espíritu Santo que hable al corazón de todos los fieles y, en general, al de todos vuestros compatriotas, para darles -o hacerles ver- el gusto de llevar una vida según los criterios de una felicidad verdadera. De Benedicto 14-9-08
José María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: http://blogs.periodistadigital.com/secularizados.php Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2