Recuerdo de un retiro de esos que practicamos los amigos de vez en cuando una frase de nuestro amigo Jesús. Decía más o menos: Voy a hacer el gozo de la oración, la alegría del encuentro con Dios.
Sí, así, creo que hemos de ir a la audiencia con el Señor: con alegría.
De esta forma iba siempre San Pedro Julián Eymard.
El decía también más o menos: ¡Qué grande es mi felicidad y alegría al tener la dicha de venir a visitar a Jesús, pasar en tu compañía una hora de amor. Bueno eres, Señor, pues me has llamado; amable y generoso al no desdeñar a un ser pobre y miserable como yo. Si vamos con esta disposición de alegría y agradecimiento, estoy convencido de que siempre sacaremos gran provecho de nuestra entrevista matutina o vespertina con el Señor del Sagrario.
Allí hemos de recordar a Jesús el amor que nos tiene a todos los hombres. El amor que me tiene a mí en concreto. Cuidamos la vida como un tesoro; nos alimentamos por encima de todo; si queremos mantener el fuego ardiendo echamos leña para que no decaigan las llamas. Ser luz para el mundo, ser sal.
Para ellos ocuparnos cada día de ir echando leña a esta hoguera que el Señor encendió hace muchos años y que ahora tenemos que mantener viva.
El verdadero apostolado es el que brota de la intimidad con Dios. Santa Teresa recomendaba una hora para los seglares. Hoy son pocos los curas que practican la oración personal durante una hora. ¡Ya nos conformaríamos con sesenta minutos de lectura meditada! ¡Cómo cambiaría el ambiente! Pero disponemos de tan poco tiempo... Aunque, siendo sinceros debiéramos decir, "¡cuesta tanto, es tan árida durante la oración durante largas temporadas!"
Te recomiendo mi página web http://personales.jet.es/mistica
Más de mil artículos del autor sobre enfermos y debilidad en http://opina2000.com