REFLEXIÓN ANTE ALCOHÓLICOS

Veintiún hombres mayores de cuarenta años, afectados por problemas de alcoholismo y paro tienen como único hogar la residencia de Asores. Antiguos obreros de la construcción, agentes de comercio, mecánicos palistas y olivareros viven en un disciplinado régimen de comunidad, a la espera de lograr el ansiado puesto de trabajo que les devuelva la dignidad que ahora la Sociedad les niega.


- Es cierto que muchos hemos perdido el trabajo por la bebida – dicen. Pero es justo que después de treinta años dando el callo nos condenen a sobrevivir de la caridad, porque estamos enfermos y no valemos como antes.
- Yo trabajaba manejando una pala; ganaba mucho dinero por aquel entonces, pero todo me lo gastaba en juegos y bebidas. Hubo épocas en que podía beber cien cervezas. Me quedé sin trabajo y vine aquí. Hace un año que no pruebo el alcohol.

Cuánta razón existe en estos alcohólicos anónimos. Tienen derecho al trabajo; han optado por una rehabilitación social y laboral. Hemos de echarles una mano y ayudar a estos hombres regenerados y reeducados. Pero... ahí está la cruda realidad.

Los adolescentes y jóvenes han observado estos hechos. Las lecciones negativas nos enseñan a escarmentar en cabeza ajena.



José María Lorenzo Amelibia
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