SACERDOTE EN LA MENTE DE DIOS

Crítica constructiva

SACERDOTE EN LA MENTE DE DIOS

El Papa pide formar «sacerdotes maduros afectivamente» para solucionar la crisis de vocaciones La razón (10-12-03)
Al finalizar de este artículo de "La Razón", nuestro comentario
Juan Pablo II considera que a la crisis de vocaciones es necesario responder con seminarios donde se preparen sacerdotes con una sólida formación humana, en particular afectiva y moral. Así lo ilustró el pontífice en el discurso que entregó este viernes a los obispos de Francia, que están cumpliendo en estas semanas con su quinquenal visita «ad limina apostolorum» a Roma.



En su intervención, se concentró en la «grave crisis de vocaciones» que experimenta Francia, al igual que otros países occidentales. Se trata de «una especie de travesía del desierto que constituye una auténtica prueba en la fe tanto para los pastores como para los fieles», reconoció el sucesor de Pedro. En lugar de ceder «al desaliento», el obispo de Roma invitó a los obispos franceses a «asumir el desafío con firme esperanza», prestando particular atención a la formación de los futuros sacerdotes en el seminario.
En «un ambiente social caracterizado por el relativismo generalizado de "valores" difundidos por los medios de comunicación y por la banalización de la sexualidad», el pontífice recomendó a los obispos que presten particular atención a «la formación humana, afectiva y moral de los candidatos». Juan Pablo II alentó a los formadores de los seminarios, asistidos por especialistas competentes, a que ayuden a los jóvenes a «conocer claramente las exigencias objetivas de la vida sacerdotal», estimando «en su justa medida el don del celibato», «don de amor ofrecido al Señor y a aquellos que les serán confiados». «En la formación humana y afectiva de los candidatos al sacerdocio, se trata de buscar y contemplar a Cristo, Verbo encarnado y hombre nuevo y perfecto, se trata de tomarle por modelo para imitarle en todo, para ser sacerdote en su nombre», añadió.
Comentario:
Por supuesto que estamos con el Papa en la formación de los futuros sacerdotes con una madurez afectivo sexual, llena de amor a Jesús. Es necesario que en la Iglesia exista el sacerdote célibe, como la vida de celibato. Pero eso no quiere decir que exista de la misma manera que ahora. El problema no es sacerdote célibe o casado, sino sacerdote santo. Y santo se puede ser tanto en la vida de matrimonio como en la de célibe.

Es preciso fomentar mucho el celibato, la virginidad entregada al Señor, pero también el matrimonio de los casados. Por supuesto que al sacerdote que eligió el celibato y no pudo con él, no se le debe privar el ejercicio ministerial para siempre. Tal vez, sí algún tiempo hasta que se acomode a la vida conyugal. Después, volver al ejercicio del sacerdocio. Y, por supuesto, ordenar de sacerdote a los casados que de verdad sientan esta vocación. No creemos los del colectivo ASCE que el sacerdocio de las mujeres esté de acuerdo con el dogma y la tradición. Por eso no lo podemos aprobar.


José María Lorenzo Amelibia
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