Vivir con el fervor de una gran efeméride

Espiritualidad

Vivir con el fervor de una gran efeméride

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Efeméride religiosa

   El Señor me ha guiado –nos ha guiado a varios de los aquí presentes- por caminos por los que no imaginábamos el día de nuestra ordenación. ¿Quién nos iba a decir entonces Todo lo sucedido? ¿Cómo íbamos a comprender entonces  que fundaríamos un hogar? ¿Y que lo haríamos con plena paz de conciencia, y que precisamente después de fundarlo nos sentiríamos más sacerdotes que antes?

   Desde que me entregué al Señor, quince años recién cumplidos tenía, hasta ahora, ha sido la Eucaristía el centro de mi vida. La Misa, el Sagrario han sido el núcleo alrededor del cual ha girado toda mi existencia.

   Por eso, cómo aprecio las palabras de Juan Pablo II: (que decía a los neo-sacerdotes de Valencia el día 8 de noviembre) “Debéis celebrar la Eucaristía que es la raíz y la RAZON DE SER de vuestro sacerdocio. Seréis sacerdotes ante todo para celebrar y actualizar el sacrificio de Cristo. La Eucaristía se convierte así en el misterio que debe plasmar vuestra existencia”.

Eso pretendo, eso pretendemos todos los que estamos aquí sellados con el carácter sacramental, por eso nos encontramos reunidos.

   El eje que me ayuda a girar en torno a la Eucaristía ha sido la oración. Tengo que confesar con sinceridad que en algunas temporadas he estado un poco oxidado, pero he de agradecer con gozo  a Dios una gracia actual muy singular recibida hace unos seis años: el reencuentro serio con la oración metódica y constante junto con una inmensa hambre de Dios.

   Os lo comunico en estos momentos porque sois mis amigos y porque os quiero pedir que si en algún momento me veis flaquear, me echéis una mano y me ayudéis y aseáis para mí gracia actual.

   La amiga inseparable de la oración es sin duda la lectura espiritual. En las ocasiones en las que he practicado la lectura espiritual con fidelidad, mi fervor de espíritu y vida de oración han marchado sobre ruedas.

   En esta etapa de túneles de nuestro sacerdocio que estamos viviendo (y prueba de ello son estos momentos en lo que a pesar de nuestra alegría, de nuestra fe sincera, de nuestra realidad sacerdotal, hemos de tener las puertas cerradas), en esta etapa, digo, no nos hemos de desanimar. Llegará la luz. Llegará el momento en que se abran las puertas de par en par y se cierre un largo periodo de la historia, y se volverá a comprender la realidad matrimonio-sacerdocio. CRISTO NO INSTITUYÓ EL SACERDOCIO SÓLO PARA CÉLIBES.

   Gracias, Señor, por este sacerdocio que sin yo merecerlo me otorgaste hay hace veinticinco años. Gracias porque nos hemos reunido aquí este grupo de familiares y amigos. Y gracias a todos vosotros por haberme acompañado.

Pido al Señor que todos los que fuimos ungidos, sigámonos sintiendo sacerdotes hasta el fin de nuestra vida, pase lo que pase. Y pido que todos los que fuimos consagrados por el Bautismo sigamos sintiéndonos cristianos, hijos de Dios, hasta el fin de nuestras vidas, suceda lo que suceda. AMÉN.

José María Lorenzo Amelibia  

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Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/       

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