Ante todo conste que merecen todo mi respeto las personas que no admiten a Dios. Pero a la vez me inspiran pena por ellos mismos. No considero ateos a quienes han descuidado desde niños su formación religiosa y humana. Suelen ser gente indiferente a todo, sin sentido religioso, sino que siguen aquello que menciona Jesús en el Evangelio de esta clase de hombres: “Comamos y vivamos que mañana moriremos”.

Me costó mucho convencerme, pero existen ateos científicos, porque yo veo con evidencia la existencia de Dios Creador. Suelen ser tremendamente racionalistas; incluso llegan a afirmar que creerán en Dios, si lo llegan a demostrar con la razón, o si de una manera sin lugar a dudas, se les revela a ellos mismos.

¿Qué les diría yo a estas personas como creyente? Tres cosas.

1ª.- Que no se cierren en la razón. La inteligencia humana, aunque sea la más eximia, puede errar y se equivoca muchas veces. Lo comprobamos en nosotros mismos; lo constatamos en los demás y en la historia de la civilización. ¡Cuántas veces se cae en el error! Y sería absurdo negar todos los dogmas de la religión y mantener como dogma, sin posibilidad de equivocarse, los juicios emitidos por la razón humana.

2ª.- Cuando afirman – siguiendo las modernas investigaciones científicas – que después del la, teoría del Big Bang o teoría de la gran explosión, la misma naturaleza va evolucionando y nos lo explica todo, incluso la persona humana, y no es necesario acudir a Dios para explicar el universo; cuando esto afirman, obstruyen una dimensión humana que siempre ha existido: la fe. Tal vez sea porque ellos nunca la han desarrollado y carecen por eso práctimamente de ella.

3ª- Por prudencia humana, y teniendo en cuenta que gente inteligentísima a lo largo de la Historia, ha sido creyente, debieran dejar abierto un portillo en su inteligencia y pedir a ese Dios – según ellos poco probable – que les dé el don de la fe. Porque ¿y si existe la vida eterna que ellos niegan? ¿Qué será de ellos? Porque si no existiera, todos estábamos iguales. ¿Pero si existe? Es muy sencillo este raciocinio. Espero que lo entiendan.


José María Lorenzo Amelibia

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