“El celibato obligatorio es inmoral”
Esperemos que el Papa Francisco tenga valor para volver a la libertad de los primeros siglos. La incultura, el fanatismo y el afán de dominio hicieron que una opción evangélica quedara vinculada necesariamente al ministerio. A finales del primer milenio corrió entre el clero una carta atribuida a San Ulrico, obispo de Ausburgo (890- 973), canonizado por Juan XV, en el primer decreto de canonización. La carta aparecida cien años tras su muerte dice exponer la mente del santo. En ella se dice que para el pueblo cristiano “el celibato obligatorio es inmoral”, ya que San Ulrico, brillante por su nivel de exigencia moral en sí y en su clero, defendía el matrimonio de los curas: “Basándose en el sentido común y la Escritura, la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen” (cf. “Analecta Boll.”, XXVII, 1908, 474).
“La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia” (Mv. 10)
Si esta “viga” fuera la base de la Iglesia, el derecho a elegir el estado de vida estaría vigente entre los clérigos. Es un derecho fundamental humano. Es de justicia. La misericordia colabora con la justicia para que las personas experimenten que nuestro Dios “se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos” (Mv. 9). Aunque en una época de su vida prometiera no casarse nunca, la evolución personal puede llegar a convencerle de que esa promesa fue equivocada. “Crece la conciencia de la dignidad de persona..., de su superioridad sobre las cosas y de sus derechos y deberes universales e inviolables... El Espíritu de Dios está presente a esta evolución. El fermento evangélico en el corazón del hombre excitó y excita una irrefrenable exigencia de dignidad” (GS 26). El texto conciliar reconoce la historicidad, la construcción personal durante la vida, la evolución, el cambio responsable, máxime cuando cambiamos a otras decisiones buenas y mejor adaptadas a nuestra personalidad. Cualquier promesa es hija del momento cultural y psicológico personal. Darle carácter de inmutabilidad es inhumano. Sobre todo cuando la promesa no es necesaria para la salvación definitiva. Lo importante es la conciencia personal responsable.
De Rufo González
José María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/
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