¿No te duele ver tanta gente atea, alejada, indiferente con relación a Dios? Algo podemos hacer por ellos. Ante todo encomendarlos con toda nuestra alma en la oración. Hablarles, escribirles, mostrarles nuestro afecto y preocupación, tratarlos lo mejor posible. Recordar aquella frase de las promesas a Santa Margarita María: "Daré a los sacerdotes verdaderamente devotos de mi corazón la gracia de convertir los corazones más endurecidos". Luego si existen tantos pecadores empecinados en el mal se debe en parte también a que pocos sacerdotes son de verdad devotos del Jesucristo.

¡Señor, que nos quedemos indiferentes ante la indiferencia con relación al amor de Dios! Me viene a la memoria una frase que repetía hace muchos años, en una hora Santa Don Jesús García: "Quae utilitas in sanguine meo?" Aquel sacerdote lo vivía, sufría ante la indiferencia de tantos hombres despreciadores de la sangre de Cristo. Me acuerdo con frecuencia de él y de su frase: "Que los niños vean amor". ¡La he tenido muy en cuenta!

José María Lorenzo Amelibia
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