El enfermo necesita una escuela de amor
Enfermos y Debilidad
| José María Lorenzo Amelibia
El enfermo necesita una escuela de amor
El enfermo necesita sobremanera una escuela de amor. ¡Claro, nos apremia a todos; no sólo quien a sufre! He tenido la suerte en mis tiempos de formación de educarme con personas enamoradas de la Eucaristía. Hoy, en la fecha de Todos los Santos, los recuerdo y venero, porque espero que estén gozando con Jesús en el Cielo, sin que Él se encuentre allí bajo el “disfraz” de pan y vino.
Y parece que estoy escuchando una frase que grabaron hace lustros en mi corazón: “La Eucaristía, escuela de amor”. Entonces yo veía la escuela como un lugar tranquilo donde se aprendía. Es verdad que nuestro maestro algunas veces se enfadaba y nos estiraba las orejas, pero habitualmente estábamos allí a gusto aprendiendo muchas cosas.
Eso es la Eucaristía, escuela tranquila de amor, pero donde el Maestro nunca se enfada; siempre, todos en paz. Cuando me acerco a comulgar parece que escucho la misma voz de Jesús en la Cena que me invita a querer a todos: “En eso conocerán que sois mis discípulos, en que os tenéis amor unos a otros” (Jn. 13,35)
Es una lección de amor muy sencilla, muy fácil de aprender en teoría, y si comulgamos conscientes, poco a poco la vamos asimilando en nuestra conducta. ¡Vamos a recibir al Señor con atención plena, y bien preparados! ¡Vamos a escuchar todos los días esa sentencia de aliento al amor a nuestros prójimos! ¡Que merece la pena! ¡Que es muy importante! Él se ofrece a sí mismo y se nos da del todo; es su lección práctica, y no tenemos excusa si no la aprendemos.
Cuando esta noche te recojas en el examen de tu conciencia, anímate, levántate de esa tibieza de amor al prójimo, porque mañana o el domingo, cuando acudas a la cita diaria con Jesús en la Comunión, escucharás su sentencia. “En eso se conocerá que sois mis discípulos, si os tenéis amor unos a otros”; y al recibirlo verás… porque sentirás una gran fuerza para entregarte al prójimo como Él se ha dado a Ti. No dejes de comulgar, querido enfermo, aunque no puedas acudir a la Iglesia. Habla con la parroquia. Hoy día hay mucha facilidad para que incluso los seglares lleven la comunión a los enfermos. Es una dicha muy grande. Es una cita de amor. Es la gran escuela de amor.
José María Lorenzo Amelibia
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