No existen ya manicomios, pero…

Hace ya varias décadas celebrábamos con alegría que al fin se cerraran los famosos manicomios, aquellos lugares en que se podía decir con verdad: “El loco con la pena es cuerdo”. Pero no fue una solución perfecta ni mucho menos. El tremendo problema descansa ahora en cientos de familias que tienen a su cargo enfermos mentales. Se ha logrado con esto arrancar de nuestra mente el estigma de “locos”, calificativo que se daba a cuantos permanecían en un hospital psiquiátrico. El precio lo están pagando los más allegados, y además, en la mayoría de los casos, no disfrutan de la formación debida, ni de información, ni de medios adecuados.

manicomio antiguo

Existe a nivel estatal una asociación, la “Confederación Nacional de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental” (FFAFES). Pretenden entre ellos auxiliarse para soportar el día a día de estos pacientes en sus propios domicilios; aguantarlos en sus cambios de humor que, a menudo, es permanente. Con las exiguas pensiones de cada hogar han de sufragarse los cuantiosos gastos del minusválido psíquico. Leía hace pocas semanas que la media de las costas anuales oscila sobre los dieciocho mil euros. Me pareció exagerado, mas por algo lo dirían.

La suerte es que tan solo un tres por ciento de estos enfermos es agresivo. Y por supuesto, todos ellos, cuando llegan a esta situación, han dejado el tratamiento, y no han sido internados a su debido tiempo. En los últimos años se han dado varios casos de asesinato. No es tan sencillo internar a un paciente, si él no lo pide o lo consiente. Sería necesario para ello que el médico de cabecera certificara la urgencia, y la intervención de la policía si el enfermo se resiste. Solicitar la intervención del juez con eficacia, todavía es más problemático.

En una palabra. No está solucionado el problema, ni mucho menos, por el hecho de que se hayan cerrado los manicomios. En algunos aspectos incluso se ha agravado. Falta mucho por hacer por parte de Sanidad, Ministerio del Interior, o no sé de quién, pero es uno de los temas que urgen en nuestra Sociedad. Las familias afectadas necesitan más ayuda, en lo económico, en el aspecto formativo, en su seguridad. Me decía un matrimonio, con un solo hijo disminuido, que ellos habían optado por cerrarse en su habitación por dentro durante la noche, y tomar otra serie de precauciones, puesto que habían de convivir con un esquizofrénico agresivo. Ojalá estas líneas sirvan como un aviso hacia quien corresponda.

José María Lorenzo Amelibia                                        

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