Los que insultan a los obispos, políticos y… a quien caiga

Crítica Constructiva 

Los que insultan a los obispos, políticos y… a quien caiga

obispos

Me abochorno y a la vez, por un morbo inconfesable, escucho o leo los insultos que periodistas o escritores muy de moda lanzan contra políticos, obispos o personas cualificadas... y a todo hijo de vecino. También abundan los insultos y vejaciones en programas basura de televisión: ahí ya ni siquiera por morbo me quedo a escuchar.

Es frecuente asimismo este hecho: un personajillo metido en la hojalata de su automóvil saca la cabeza por la ventanilla y se enrolla en una salta de ultrajes y desprecios contra su vecino conductor por haber realizado una maniobra no deseada. Y… 

Y... por fin: cuando el anonimato es perfecto, cuando un sujeto reprimido en su casa y tal vez dominado por su esposa, escribe un comentario en el blog de moda, se lanza contra otro comentarista con tal furia que ni siquiera las fuerzas del abismo podrían detenerlo.

Da la impresión de que en el siglo XXI se ha terminado con las buenas formas y con la educación. La cobardía del anónimo envalentona a cualquier pelagatos. Muchos se complacen en el insulto porque de esta manera su revista, programa o blog son más leídos o escuchados. ¿Cuándo vamos a acabar con esta plaga?

Durante años ha permanecido en la COPE, la emisora de la Conferencia Episcopal, un individuo de todos conocido, que se distinguía por no tener pelos en la lengua y se lanzaba contra el prójimo adversario, con una valentía descomunal. Se arrimaba el público al aparato receptor, mientras su aseo personal o el desayuno, para mezclar su instinto morboso, aplaudir la valentía del locutor y reírse un poco a gusto por lo malparados que dejaba a sus víctimas. Al fin salió de la COPE este señor y las aguas han vuelto a su cauce con más dignidad, aunque haya bajado moderadamente el aforo.

Quien insulta, injuria a otros, sí, pero sobre todo se injuria a sí mismo. Marca el descontrol y el descaro en su derredor. Suele ser muy susceptible con el honor de su ego. Pero se denigra sin pretenderlo. Hace el bufón, por triste que le sea reconocerlo. Tiene la ¿valentía? de que se expone a verse avocado al juzgado por parte de la víctima. Y demuestra ser un maleducado.

Y el colmo de la cobardía se encuentra en el insulto de algunos llamados católicos que, escudándose en que los prelados nunca llevan a juicio a los impertinentes insultones, vituperan a nuestros obispos con epítetos que sonroja pensarlos. Esto es ya el no va más del insultón cobarde que nada tiene que perder.

¿Crítica constructiva? Si; por supuesto. Pero con sumo respeto a la persona, sea cual sea su rango.

José María Lorenzo Amelibia                                         Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com              Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/  Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari  Lorenzo Amelibia                                                                                   Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

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