Asociación de Sacerdotes Secularizados ASCE Con la juventud madura, ha pasado lo peor del sacerdote
Informa ASCE
Crítica Constructiva
| José María Lorenzo Amelibia
Con la juventud madura, ha pasado lo peor del sacerdote
Fruto de mi larga observación y del contacto con muchos cientos de sacerdotes fuera de confesión, he llegado a formar un perfil del sacerdote casto, que lucha por mantenerse y consigue vivir conforme a la ley. Lo envié en su día a todos los obispos de España. Hoy lo publico en varios capítulos con el fin de que los cristianos comprendan la realidad.
VII parte
Todavía le quedan muchos años de lucha a nuestro amigo sacerdote. Lo peor, sí, ya ha pasado. En la actualidad no duda: seguirá célibe hasta la muerte. Compañeros y amigos suyos abandonaron el sacerdocio ministerial y ahora viven tranquilos con sus mujeres. Y piensa: "No creo que sean felices. Nuestra condición de solterones nos convierte en seres difíciles para la convivencia."
En el fuero interno le molesta la felicidad sexual de sus semejantes. Siente cierta envía reprimida. Así replicó a un amigo ex - cura que defendía el sacerdocio ministerial de los casados:
- "No. No estoy conforme. Vosotros queréis todas las ventajas: las del clérigo y las del casado. ¡A cada uno lo suyo!" Es necesario mantener esta prerrogativa, el coto cerrado, la disciplina sin fisuras. Satisfechos podéis estar con lo vuestro. Acuérdate de la respuesta personal del eminente canonista: "Contentaos con que se os deje comulgar." Convenía volver a la antigua praxis eclesial para evitar tanta defección. Jamás permitir a nadie la secularización."
Nuestro hombre se cierra más y más. ¿Quién lo identificaría con el neosacerdote fervoroso y apasionado? ¿De qué puede servir una virginidad sin amor, una castidad envidiosa?
"No desearás la mujer de tu prójimo." Noveno mandamiento de la ley de Dios. Incluso este precepto le resulta duro. En su calidad de animador de equipos de matrimonios ha tropezado con problemas conyugales de mujeres insatisfechas que se le han confiado. Quiso ayudar con desinterés.
La esposa ajena veía en el confidente un hombre más espiritual y humano. Un ser superior. Muy por encima de su marido. Disfrutaba el clérigo siendo el apoyo de un alma gemela a la suya. Llegaron a sentir profundo afecto. Aquel amor, para ella, servía de complemento; cubría la inmensa laguna jamás llenada por su legítimo esposo. Para al clérigo había llegado el demonio meridiano. Se impuso la ruptura. La noche tenebrosa cubrió una vez más el alma de nuestro hombre en forma de enfermedad depresiva. Al fin sanó.
No pretendo generalizar en este artículo. (Está redactado en la segunda mitad del siglo XX). Sí dar pistas sobre la vida íntima de un sector de hombres que lucharon por mantenerse fieles al compromiso del celibato y siguen fieles al mismo. Quedan fuera de este estudio los sacerdotes secularizados, los que están al margen de la ley celibataria y los que viven su virginidad a tope en una plena sublimación. Entran de lleno una gran mayoría, aquellos para quienes el celibato es una carga más que una liberación.
Con estas consideraciones y las que en sucesivos días seguirán, podrían nuestros superiores eclesiásticos, poner en tela de juicio la desventurada ley celibataria y cambiarla, o mejor abolirla, a medio plazo. Estúdienla, por favor.
José María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/ Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3 Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2