Corremos el peligro, con lo del "respeto", de quedarnos indiferentes ante la falta de fe de una persona incluso amiga. Ante el pecado permanente de un ser querido, o su talante contrario a la religión. Eso no es tener espíritu cristiano. Lo primero que hemos de hacer ante estos fenómenos es orar. Pedirle con insistencia al Señor por estas personas. Además, intentar acercarnos a ellas para que se conviertan. Sacar el tema, si ellos no lo hacen.

Me voy dando cuenta ahora de mi enorme responsabilidad en el Cuerpo Místico de Cristo. A veces para quitar algo fuego al hierro me digo: Los obispos, los grandes líderes religiosos: papa, superiores mayores. Pero ellos tienen derecho a nuestra ayuda, podrán desempeñar bien su cargo si les ayudamos con nuestra oración en lugar de estropearlo todo con nuestra crítica destructiva.

Por eso debo vivir asociado a la vida divina al cien por cien. Así seré de verdad útil en el Cuerpo Místico de Cristo. ¡Deliciosa ocupación para el alma de fe! Cuando está libre se recoge en sí misma y se asocia cuanto tiempo le sea posible por un acto consciente a la divina Trinidad. Allí se templan las almas de Dios. Contemplar con amor de fe esta gran realidad. Así seremos responsables del todo.

José María Lorenzo Amelibia
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