Hoy hace sesenta años recibí mi consagración sacerdotal. La celebraré en la intimidad de mi hogar. Bodas de diamante. Dad gracias a Dios conmigo

Yo no sé si será en el primer tercio o en el tercero, posiblemente antes de veinte años comenzará la evolución. Porque gran parte del pueblo cristiano ve normal tener pastores desposados. Y la jerarquía se va mentalizando. Es cuestión de tiempo. Pero aunque sea pronto, llegamos ya tarde, con mucho retraso, porque las vocaciones han menguado de una manera alarmante y, a la par, ha decrecido mucho la fe. Este es el gran problema.

¿Cómo se irá solucionado la cuestión? Lo más lógico será comenzar por la ordenación como presbíteros de los diáconos permanentes. Después se regularía la ordenación de hombres casados, sobre todo en zonas rurales. Más tarde, la readmisión de los sacerdotes secularizados que lo desearan. Por último vendría ya la reforma total de la ley, permitiendo el matrimonio de los sacerdotes. Pero no habría de ser, a la manera del rito oriental, primero casarse y después ordenarse. Habría de ser indiferente la temporalidad de recibir estos sacramentos.

Y nunca caerán en la trampa que hoy tienen en el rito oriental y los diáconos permanentes: si enviudan no pueden volver a casarse. Este requisito, por muy místico que parezca, no lo impondrán como ley, aunque sí podrán exhortarlo como consejo, al igual que a cualquier fiel cristiano.

En la Iglesia la evolución de costumbres es siempre muy lenta, pero constante. En nuestros días se ha dado un primer paso, en apariencia insignificante, la admisión de clérigos anglicanos casados como párrocos. Por eso creemos que, cuando llegue la total evolución de la ley, habrá avanzado mucho el siglo XXI. No soy profeta, pero estoy seguro de que llegará. ¡Al tiempo!

Los pecados de pederastia clerical han tenido que dar mucho que pensar a nuestros jerarcas. A pesar de lo que afirman algunos obispos, son conscientes de que el celibato obligatorio es ocasión (aunque no sea la causa) de cierta proclividad a aberraciones como pederastia, fetichismo, homosexualidad, etc.


José María Lorenzo Amelibia
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