Qué fácil que es destruir!

De un día para otro, vimos cómo desaparecía completamente el antiguo edificio de consultas de Salud Mental, que estaba ubicado al frente del Convento.

Bastaron unas horas, para que solo quedara un pequeño montón de escombros que recordaban que allí había habido una construcción. En un breve espacio de tiempo las maquinarias hicieron un trabajo colosal.

Ante esto pensaba: Qué poco cuesta destruir, y hundir, y cuánto trabajo y tiempo cuesta levantar, edificar.

Esto tan gráfico, es toda una lección para la vida, de la que al menos yo tomo nota. A veces somos demasiado fáciles para criticar, poner rótulos o hundir a una persona con comentarios o actitudes que los dejan literalmente en la cuneta, al margen, por tierra. En un momento podemos dejar a una persona sin fama, sin nombre, sin posibilidad aparente de recuperación. El trabajo de toda una vida lo podemos echar por tierra, y quizás sea irreparable. Al igual que las maquinarias, tenemos una gran capacidad destructora, dejando apenas unas huellas del trabajo realizado.

Creo que también tenemos en nuestras manos la posibilidad de construir y de sacar de las ruinas grandes ciudades y auténticos espacios donde puede cimentarse la paz, la justicia, la fraternidad. Basta abrir los ojos y hacer el ejercicio positivo de ver las posibilidades que tenemos y que tienen los otros, y juntos crear complicidades para construir un mundo nuevo.

Os invito a ser constructores de nuestra sociedad y nunca destructores. Pensemos si con nuestras palabras y actitudes estamos poniendo una piedra para edificar, o si por el contrario somos unas “apisonadoras” que hunden cuánto encuentran en el camino.

Todos podemos ser constructores de un mundo nuevo, poniendo lo mejor de cada uno, respetando la riqueza de la diversidad y enriqueciéndonos con la parte de verdad que cada uno lleva en su corazón.

En una sociedad tan plural como la nuestra, en la que conviven religiones, culturas e ideologías tan diversas, tenemos la posibilidad de hacer de ella o una jungla donde impere la ley del más fuerte, o una sociedad en la que reine la fraternidad.

¿Construimos algo nuevo?
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