Las puertas abiertas de par en par

La próxima semana la Orden de San Juan de Dios cumple 75 años de presencia en Manresa, y la ciudad y la Comarca quieren celebrarlo. Por este motivo se organizó una maratón que durará todo un año.

Para hablar de la misma entrevisté ayer en mi programa de radio al promotor del primer acto de los festejos –un laico no vinculado directamente con la Orden- que gratamente sorprendido me dijo: -Lo que más me llama la atención cuando voy explicando a las instituciones, empresas y personas en qué consistirá la Maratón solidaria por los 75 años que queremos hacer, es que no hay puertas entreabiertas o cerradas, ¡todas se abren de par en par!

Desde este espacio quiero dar fe de la fecundidad de la obra de los hermanos, durante estos 75 años al lado de los enfermos y de los que sufren; de su buen hacer discreto y eficaz. Una manera de ser y de estar que con el paso del tiempo y los avances de la ciencia ha ido siendo cada vez más significativa, no sólo acompañando a los que sufren, sino “cuidando a los que cuidan” –como les gusta decir a ellos- al personal sanitario, asistencial, administrativo, etc., destacando una presencia de calidad en los Comité de Bioética en los que ejercen una aportación humana, cercana, llena de sentido común y sentido evangélico, y de una gran profesionalidad.

Y, uno se pregunta, ¿qué tienen los hermanos cuya presencia con el paso de los años y los avatares de la historia no sólo no se ha desgastado ni resentido, sino que está cada vez más fortalecida?

Basta conocer la vida de los hermanos para “entender” que ella está animada por el espíritu de las bienaventuranzas y alimentada diariamente de una fe vivida y compartida en el seno de sus comunidades. Tienen por norma no dejar nunca de reciclarse profesional y espiritualmente, y por eso, además de la formación académica que corresponde, cuidan con especial cariño los momentos diarios de oración, la misa comunitaria, el día de retiro cada mes, y la cita anual a la que no quieren faltar en la semana de ejercicios espirituales.

75 años en Manresa y 470 años de fundación, son motivos suficiente para celebrar la fidelidad de estos hermanos que acogen a todos en el inmenso hospital de sus corazones, y que encarnan hoy las obras de misericordia de las que habla el Evangelio; obras que abren de par en par las puertas del Banquete de la Vida que el Padre ha preparado para sus hijos, especialmente para los que acogen a los pequeños, a los pobres y a los que sufren.
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