Llama a todos a realizar la caridad ante pandemia Arzobispo de Morelia: “Sean portadores de esperanza y no profetas de la calamidad”

Arzobispo de Morelia: “Sean portadores de esperanza y no profetas de la calamidad”
Arzobispo de Morelia: “Sean portadores de esperanza y no profetas de la calamidad”

*Envío del arzobispo Carlos Garfias quiere ser signo de aliento: “Somos la familia de Dios en el mundo. En esta familia no debe haber nadie que sufra…”

*Llamó a sacerdotes y consagrados a ser creativos en la pastoral y en la oración: “Dejemos abiertos los templos para que la gente haga oración, pero estamos presentes nosotros para orar con ellos…”

*Al personal médico expresó respeto y admiración: “Gracias por su dedicación y entrega, los llamo y envío a ser testigos del amor…”

*Cáritas de Morelia ha entregado más de 2 mil despensas beneficiando a 8 mil personas.  

Ante el milagroso Señor de la Sacristía, el Cristo hecho con pasta de caña que data del siglo XVI y la imagen de Santa María de la Salud, el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, “rompió” el confinamiento para realizar el peculiar envío de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sean creyentes o no, en ayuda de quienes más necesitan en estos tiempos donde la pandemia del coronavirus está apretando muy duro, no sólo por cuestiones de salud, también en la economía al cumplirse más de 40 días de restricciones sanitarias que comenzaron desde el 23 de marzo en todo el territorio nacional.

Fue el “Envío de la Caridad”. En la solitaria catedral de Morelia vacía, un austero Carlos Garfías Merlos ingresó por el pasillo de la nave principal para orar y ofrecer un arreglo floral a los pies del maravilloso Cristo preludio de la rogativa del también vicepresidente de la CEM quien pidió a Dios por el fin de la pandemia y sus consecuencias solicitando la salud de alma y cuerpo para todos sin distinción.

En una sencilla liturgia de la palabra que se prolongó por poco más de media hora, y tras la lectura del Evangelio de Mateo, capítulo 25, que narra el juicio final y de quienes heredarán el Reino por sus obras y caridad, el arzobispo recordó que solo podemos ver a Cristo a través del hermano: “El Señor está vivo en el hermano y lo que hacemos a él, al mismo Cristo lo hacemos… esa es la materia, lo imprescindible para el examen final, es decir, la caridad es la puerta y clave para la salvación… Cristo nos preguntará: ¿Supiste descubrirme, visitarme, ayudarme y amarme en tu hermanos?”

Sobriedad. Ofrenda al crucificado.
Sobriedad. Ofrenda al crucificado.

Refirió estos tiempos de pandemia como de incertidumbre y miedo donde la Iglesia está llamada ser “samaritana”.“Somos la familia de Dios en el mundo. En esta familia no debe haber nadie que sufra por falta de los necesario, por eso, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos”. Para el arzobispo, el cristiano debe estar atento para prestar ayuda ante las nuevas formas de pobreza. Amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, y en esto urgió a tener apertura e ir a encuentro del ser humano para conocer a Dios: “Pidamos la gracia para ver esta pandemia como oportunidad de ser más generosos, más desprendidos, más atentos al Señor Jesús que vive y sufre en el hermano”.

El momento central de la liturgia de la palabra fue el envío del arzobispo Garfias Merlos de todo el pueblo santo de Dios para vivir la Iglesia samaritana que proclamó durante su mensaje.El amor es una luz, en el fondo la única que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar en el mundo”.

Milagroso Señor. Rogativa.
Milagroso Señor. Rogativa.

Garfias sabía la grave responsabilidad del envío al llamar al pueblo de Dios no sólo como padre y obispo, también como hermano y amigo, extendiendo la invitación a quienes no creen o pertenecen a otras formas de creer. Exhortó a obispos y sacerdotes a no caer en la resignación, ni en la rutina ni conformismo. “Seamos hombres de fe firme, esperanza alegre y amor hasta el extremo…” al recordar las principales responsabilidades del ministerio ordenado, el anuncio de la Palabra, la celebración de los sacramentos y el ejercicio de la caridad, en medio de esta “esta desafiante realidad a causa del covid 19” envió a los ordenados para ser creativos en la acción, generosos en la entrega y asiduos en la oración. “¡Vayan y anuncien el Evangelio, sigan ofreciendo el sacrificio del Señor que por sí mismo tiene valor inigualable para el bien del mundo entero y de toda la Iglesia! Sigan celebrando la Eucaristía y los demás sacramentos de acuerdo con las indicaciones que tenemos de parte de las autoridades sanitarias y civiles y con las indicaciones que hemos dado de nuestra parte. Celebremos la Eucaristía de una manera permanente, dejemos abiertos los templos para que la gente haga oración, pero estamos presentes nosotros para orar con ellos… sean portadores de esperanza y no profetas de calamidad y confusión.”

Arzobispo. Envío y bendición.
Arzobispo. Envío y bendición.

Llamó los religiosos de vida consagrada a redescubrir la belleza del carisma propio para redescubrir y vivir “el sueño de sus padres y madres fundadores” en la vivencia de la caridad especialmente “sirviendo a los pobres, enfermos, necesitados y afectados por la crisis que vivimos”, valorando igualmente la oración de las religiosas de clausura cuya caridad se aviva por la oración y entrega a los demás.

Al referirse a los médicos y personal de los servicios sanitarios, señaló a ellos el respeto, oración y admiración del arzobispo. “Gracias por su dedicación y entrega, los llamo y envío a ser testigos del amor, a descubrir en las llagas del que sufre la presencia del Señor. No se rindan, los necesitamos… sean los buenos samaritanos de nuestra historia…”

Tuvo palabras para los que prestan servicios esenciales para la sociedad a fin de no detener las actividades primordiales de seguridad y servicios comunitarios. Además, hacia quienes prestan su apostolado en actividades parroquiales los envío para estar atentos a los más necesitados para que los más necesitados sientan la mano providencial de Dios y vivir la generosidad desde las familias para vivir la cuarentena como oportunidad de crecimiento en el amor.

Despensas. Bienhechores.
Despensas. Bienhechores.

Finalmente llamó a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para seguir descubriendo lo valioso de la persona humana y la gran oportunidad de solidaridad y fraternidad reconociendo la dignidad y la búsqueda del bien y construcción de un mundo mejor.

“A todos nos ha afectado esta situación de pandemia por el covid 19. Recordemos lo que dice el Papa Francisco: Todos vamos en la misma barca y nadie se salva solo… Seamos responsables de nosotros mismos y ayudemos a los demás a que se cuiden, a que cada quien se haga responsable de sí mismo…”

A los pies de la escalinata del presbiterio del altar mayor de catedral, el arzobispo Garfias bendijo insumos médicos y bolsas con artículos de primera necesidad en donde incluso se pudo ver algunas que contenían empaques de harina de Seguridad Alimentaria Mexicana, Segalmex, del gobierno de México. Las bolsas con la etiqueta de Cáritas AC fueron posibles gracias a la generosidad de bienhechores, parroquias, los sistemas DIF estatal y municipal y de Cáritas diocesana. De acuerdo con la asociación, al 3 de mayo se han repartido 2 mil 200 despensas beneficiando a igual número de familias o a 8 mil 800 personas sin interrumpir las ayudas habituales que se vienen entregando previo a la pandemia.   

Cáritas. Beneficios.
Cáritas. Beneficios.

  La celebración completa del envío puede verse aquí

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