¿Por qué Jesús fue a bautizarse? El bautismo del Señor. Mc 1, 7-11




Fr. Antonino Peinador, OP / Semanario Koinonía

Cada año por estas fechas hacemos la fiesta del “Bautismo del Señor”. Me surge la pregunta ¿por qué Jesús fue a bautizarse? “El que no conoció pecado, Dios le hizo pecado por nosotros” (2Cor. 5, 21).

¿Cómo debemos entender esta afirmación de San Pablo? Jesús no tuvo pecado “personal”. Pero el gesto de Jesús de recibir el bautismo tiene una referencia teológica muy significativa. Entre los judíos el sentido de comunidad, la pertenencia a un pueblo, era muy marcado, para bien o mal. Notorio era el concepto colectivo del pecado. Por la naturaleza humana asumida en María, Jesús se siente y se hace solidario de la humanidad pecadora que necesita conversión. Jesús se ha hecho hombre. Aquí viene la inteligencia de cómo “se hace pecado por nosotros”. Por eso va bautizarse: Para que el pecado de toda la humanidad, con la conversión de los hombres y del mismo Jesús, quede sumergido en el agua del Jordán.

¿Cómo es nuestra filiación con respecto a Dios?

La fiesta de hoy nos permite oír la voz del Padre que proclama desde el cielo: “Tú eres mi Hijo amado”. Esto se aplica directamente a Jesús que es Hijo natural de Dios… También la liturgia de esta celebración nos llama “hijos adoptivos de Dios”. Así en la oración colecta suplicamos como “hijos adoptivos de Dios renacidos del agua y del Espíritu Santo”; es decir, por el bautismo.


La liturgia es insistente en hablarnos del “agua” como elemento purificador. Juan Bautista usa el agua (el bautismo) como signo de limpieza espiritual. Pero sólo Jesús de Nazaret tiene poder para que los que nacemos o recibimos el bautismo por él instituido seamos hijos de Dios “por el Espíritu, el agua y la sangre hijos de Dios” (segunda lectura).

El Evangelista Juan se encariña con la idea de la “filiación divina” y nos vuelve a llamar “hijos de Dios”, que “hemos nacido de Dios”. En otro lugar dice que “Dios nos llama hijos, ¡y lo somos!” (I Jn.3, 1).

Nuestra filiación de Dios: El concepto de filiación conviene a quien ha sido engendrado con respecto a quien le engendró.

Sólo se dice hijo a quien es engendrado en semejanza al progenitor. Cuanto mayor es la semejanza, más perfecta será la filiación. Así el concepto de paternidad y filiación se realiza plenamente en Dios Padre y Dios Hijo, porque tienen una misma naturaleza divina y una misma gloria. Así Cristo es Hijo de Dios por perfecta filiación: Fue engendrado desde toda la eternidad, y es semejante al Padre que le engendró.

Nosotros somos hijos de Dios por adopción: Debemos entender la adopción cuando una persona extraña en la sangre es tomada de forma gratuita para que pertenezca a la propia familia con derecho a educación, cuidados y herencia. Es lo que viene a expresar san Juan al decir que “a cuantos recibieron a Jesús se les dio poder de ser hijos de Dios”. Nosotros somos hijos de Dios por vía de “espiritual regeneración” causada por la gracia primera que se nos da en el bautismo. Desde el principio somos hijos de Dios por el hecho de “haber sido creados a imagen y semejanza de Dios” (Gn. 1, 26). Pero así es una filiación en primer grado, es decir, imperfecta.

Cuanto más perfecta sea la semejanza, con más propiedad podemos decirnos hijos de Dios. Así el hombre es más cercano a Dios que todos los demás seres irracionales, pues gozamos de inteligencia y voluntad, que nos asemejan más a Dios.

Hay otros grados de mayor semejanza, como es cuando se nos da la gracia, que es una nueva creación misericordiosa de Dios, para con nosotros. Esta manera de ser “hijos de Dios”, nos asemeja a Dios mismo, ya que la gracia es participación de la naturaleza divina. Esta gracia se nos infunde por el bautismo. Esto nos hace más semejantes a nuestro Padre Dios. Así es como el bautismo nos hace hijos de Dios.

Consoladoras son las palabras de San Pablo al decir que Cristo “nos rescata para que recibamos de Dios la filiación adoptiva. Así somos hijos de Dios; y si somos hijos somos herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Gal. 4, 5 y Rom. 8, 17).

Un grado de mayor semejanza con Dios es el llegar a la vida eterna. Esta participación y confirmación es merced gratuíta que Dios nos da después de la muerte; es la herencia prometida a Jesús y por Jesús a todos nosotros. Con la glorificación más nos asemejamos a Dios.

Conclusión: ¿Qué consecuencias tiene para cada uno el ser hijos de Dios? ¿Cómo nos asemejamos a Dios por nuestra vida y nuestra conducta? ¿En dónde se entronca nuestra mejor filiación como hijos de Dios? ¿Cómo estimamos la herencia a la que nos hace merecedores Jesús con sus méritos? ¿Deseamos la perfección de la filiación divina buscando la vida eterna con nuestras obras?

Aplicación a la vida

Es casi una exigencia para aplicar la doctrina del bautismo a nuestra vida, pensar en el “Pueblo Escogido” cuando eran esclavos en Egipto. El paso del “Mar Rojo” es preciosa figura del bautismo. El paso por agua y el poder de Dios [Espíritu Santo] libra a los israelitas de la esclavitud. Los enemigos quedan sumergidos en el agua del Mar Rojo.

Los que no eran pueblo, ahora son libres e hijos de Dios. Y caminan hacia la tierra prometida. En la pila bautismal nos vemos libres de los pecados, somos purificados, somos constituídos en hijos de Dios y pertenecientes al Pueblo de Dios, y vamos hacia la tierra prometida del la Patria eterna.

¿Qué hijo de padres ricos no quiere la herencia de sus progenitores? Bondadoso y generoso es Dios para llevarnos el reino de los cielos, herencia de Jesús, y con y por él, también nuestra. Si los padres desean que los hijos sean honra y gloria para ellos por una vida digna, también lo quiere Dios de cada uno de nosotros, a quienes ha escogido por hijos.

Una medida de nuestra afectiva y efectiva “filiación divina” serán las respuestas que demos a los interrogantes apuntados más arriba.

El bautismo que recibimos… -¿cuántos años hace?...- ¿qué significado tiene en el presente para cada uno de nosotros en el presente?

Dos diligencias se usan cuando el nace un hijo: Ser anotado en registro civil, para que goce los derechos de la “ciudadanía”; y ser bautizado ¿para qué? ¿Para qué quieren los padres que su hijo sea bautizado? ¿Qué beneficios tiene el estar bautizado? Debemos hacer que se note que somos hijos de Dios. ¿Cómo? Tenemos obligación de hacer notar que lo somos.
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