Jornada de fe, confianza y esperanza



Rafael Carles /La Estrella de Panamá.- La Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019 (JMJ) ha sido una verdadera fiesta. A lo largo de estas últimas semanas, decenas de miles de jóvenes, procedentes de más de cincuenta países, han llegado a Panamá por aire, mar y tierra, y se han dedicado a recorrer nuestras calles cantando y ondeando sus banderas. Para los panameños también ha sido una instancia de alegría, al tiempo que todos hemos saludados a los peregrinos y ofrecido nuestra camaradería y hospitalidad que como cristianos estamos supuestos a brindar.

Uno de los espacios de referencia de la JMJ fue el parque Omar, donde se celebraron diversas actividades. Ya con el papa Francisco en Panamá, desde el pasado miércoles 23, la marea humana caminaba desde allí hacia la Cinta Costera para celebrar misas, vía crucis y vigilas, al igual que hacia distintas iglesias del corregimiento de San Francisco de la Caleta para adorar y rezar a la virgen peregrina de Fátima. El acceso a Metropark en Juan Díaz resultó fácil, debido a los controles previos de seguridad y a la intensa vigilancia en el perímetro externo que custodiaba los accesos a cada zona mediante un sistema de identificación de letras y números que los peregrinos portaban en su gafete de registro.

El ambiente de gozo y júbilo fue conmovedor. Una noche, frente a la iglesia de Guadalupe, escuché a una joven salvadoreña decir que era la primera vez que participaba en una JMJ y que su travesía para llegar hasta Panamá había valido el sacrificio. ‘Estoy feliz de estar con tantos jóvenes de todas partes del mundo que creen en lo mismo que yo y que están en las calles rezando con mucha fe'.

Para muchos peregrinos la JMJ en Panamá supuso un trayecto largo y tedioso. Un filipino que llegó por primera vez a territorio americano después de un vuelo de cuatro escalas y que por dos semanas participó del Encuentro Magis, gracias a la sugerencia que recibió de un jesuita en Manila, nos compartió que ‘no importaba el tiempo ni el costo de venir a Panamá, estar en un mismo lugar con miles de otros jóvenes y con el papa es todo lo que necesitaba'.

Tras la llegada del papa al país, envió un mensaje a los obispos de Panamá para agradecerles la cálida recepción. En el texto, Francisco asegura estar contento y alegre por la gran fe del pueblo panameño. ‘Me da una gran alegría estar con los jóvenes venidos de diferentes naciones y les afirmo mi oración, para que la Iglesia en Panamá pueda seguir avanzando en su camino con perseverancia y valor, mostrando a todos el amor misericordioso del Señor'.

En su vigilia de oración la noche del viernes 25, Francisco exhortó a los fieles presentes a tomar el camino de la oración y responder al sueño de Dios y a todas las aspiraciones del corazón. ‘Hay que vivir con alegría e intensidad, pero vivir con fe y esperanza. Debemos ser agradecidos y caminar por el camino de la vida y seguir a Jesús en el deseo de ayudar a los más necesitados. Disfrutemos lo que Dios nos ha ofrecido en esta vida, porque si estamos vivos es porque Dios nos necesita en este mundo para algo trascendental'. Las palabras del pontífice representan un llamado de atención a la indiferencia de muchas personas que consideran la vida como un mecanismo para exigir a los demás sin hacer cada uno su parte.

Para hoy domingo está programada la misa final de la JMJ, ese gran momento de encuentro donde se esperan unas cien mil almas. Sin duda, el papa pedirá a los jóvenes que se ocupen de la oración y recen por los más necesitados, al igual que exaltará a la virgen María para que me medie por la paz del mundo. Pero la ocasión es propicia para que los panameños reflexionemos sobre el desafío que tenemos como país y nos volquemos a la tarea de ser mejores personas y mejores ciudadanos.

Sin duda, el éxito de la JMJ en Panamá se medirá por cómo nuestras actitudes cambian de aquí en adelante y no necesariamente por los beneficios económicos que nos dejaron los peregrinos. Estamos seguros que ya muchos se están preparando para la próxima JMJ a celebrarse en Lisboa, Portugal, en 2022. Deseamos al papa un buen regreso a Roma y al resto de los que aquí vivimos que hagamos lo correcto y volvamos a la vida corriente con más fe, más confianza y más esperanza.

Bendiciones Panamá.

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