México, “Estado enfermo de laicismo y anticlericalismo”
Así como México es tierra de Cuauhtémoc, es tierra de Guadalupe, así como México es tierra de Juárez, es tierra de los mártires cristeros arteramente asesinados por un Estado enfermo de laicismo y anticlericalismo. Son realidad de nuestra historia y por ello extraña toda la serie de reflexiones fuera de contexto y sin ningún fundamento, que algunos articulistas han expresado durante más de una semana, criticando la presencia y las palabras del Sr. Presidente en esta reunión internacional organizada por la Iglesia Católica.
Talibanes del laicismo.
SIAME.- Arquidiócesis de México. 25 de enero.
Una vez más se ha puesto de manifiesto la enorme intolerancia y la monumental ignorancia de quienes se sienten dueños de la opinión pública, al tratar de acallar la voz de la Iglesia Católica, expresada en el contexto de una sociedad democrática y pluralista que, por principio, debe dar lugar a las diferentes opiniones, incluyendo las convicciones religiosas y los valores derivados de ellas. Así como un ateo, masón o liberal puede expresar sus convicciones, de la misma forma un creyente practicante puede hacerlo y tiene el derecho de guiar su vida de acuerdo a sus valores. Así como un agnóstico puede aportar elementos para construir la sociedad, de la misma manera un creyente sincero puede aportar sus valores para el bien común; y otros tienen el derecho de expresarse públicamente y de trabajar en beneficio de la sociedad.
El telón de fondo para desenmascarar a los intransigentes y autoritarios ha sido la realización del VI EMF que ha tenido como sede nuestra Ciudad de México y ha congregado a miles de participantes de todo el mundo, junto a cardenales y obispos, lo cual fue una demostración espléndida de la pluralidad y universalidad de la Iglesia. Frente a este encuentro fraterno y festivo, no faltaron aquellos que quisieron boicotear el evento sin más resultado que hacer el ridículo y, por supuesto, la presencia del Presidente de la República sacó a relucir la furia desmesurada de los “talibanes del laicismo”, aquellos primitivos defensores no del Estado laico sino de un Estado arcaico; a estos miopes y rabiosos críticos no les es posible aceptar las reglas de la democracia que fatigosamente el pueblo de México ha venido construyendo.
La presencia del titular del Ejecutivo en la inauguración del EMF ha sido una expresión de sensibilidad política ante una reunión internacional sobre un tema de tanta relevancia y actualidad para los ciudadanos mexicanos en general y no sólo para unos cuantos. La asistencia del Jefe del Ejecutivo le ha dado la oportunidad para expresar el compromiso de su gobierno por el bienestar de la familia mexicana, presentando algunos programas de su política social y su combate frontal al crimen organizado y el narcotráfico, enemigos de la familia. Su discurso fue intencionalmente claro para presentar su trabajo en beneficio de los mexicanos más allá de confesiones religiosas o cuestiones partidistas.
Sus palabras previas, antes del discurso oficial, han sido expresión de su historia personal que es la historia de muchos y que no es secreto de nadie, expresión cordial y sencilla de saludos e identidades que a nadie ofende y a nadie excluye. Así como México es tierra de Cuauhtémoc, es tierra de Guadalupe, así como México es tierra de Juárez, es tierra de los mártires cristeros arteramente asesinados por un Estado enfermo de laicismo y anticlericalismo. Son realidad de nuestra historia y por ello extraña toda la serie de reflexiones fuera de contexto y sin ningún fundamento, que algunos articulistas han expresado durante más de una semana, criticando la presencia y las palabras del Sr. Presidente en esta reunión internacional organizada por la Iglesia Católica.
Lo menos que podemos decir es que su ignorancia es grotesca y se muestran incapaces de superar su complejo de inferioridad y de disimular sus odios y fobias que rayan en lo patológico; han mostrad que su corta inteligencia no les permite entender la libertad de una democracia y la pluralidad de nuestra cultura. Es de felicitar el valor del Presidente que no se mostró como tantos políticos vergonzantes a los que habría que recordar las palabras de Jesús: “Si alguno se avergüenza de mí, yo también lo desconoceré delante de mi Padre”, sino que con gran sencillez mostró lo que, por su condición de bautizado, no puede dejar de ser en ningún momento de su vida; cristiano, sin disminuir por ello en lo más mínimo la solidez de un Estado laico profundamente arraigado en la cultura mexicana. Los agoreros del Estado arcaico, que no laico, han hecho una falsa interpretación del texto constitucional y una torcida lectura de las palabras presidenciales. La ignorancia siempre lleva al error, la soberbia al absolutismo y por supuesto a la intolerancia que es propia de los regímenes absolutistas, fascistas y antirreligiosos.
Menos mal que este club de laicistas intolerantes son una ínfima minoría frente a un pueblo democrático que entiende mejor que ellos el sentido de la libertad de reunión de asociación y de expresión, y que sin duda han tomado con naturalidad la actuación presidencial y están dispuestos a apoyar su lucha por México.
Talibanes del laicismo.
SIAME.- Arquidiócesis de México. 25 de enero.
Una vez más se ha puesto de manifiesto la enorme intolerancia y la monumental ignorancia de quienes se sienten dueños de la opinión pública, al tratar de acallar la voz de la Iglesia Católica, expresada en el contexto de una sociedad democrática y pluralista que, por principio, debe dar lugar a las diferentes opiniones, incluyendo las convicciones religiosas y los valores derivados de ellas. Así como un ateo, masón o liberal puede expresar sus convicciones, de la misma forma un creyente practicante puede hacerlo y tiene el derecho de guiar su vida de acuerdo a sus valores. Así como un agnóstico puede aportar elementos para construir la sociedad, de la misma manera un creyente sincero puede aportar sus valores para el bien común; y otros tienen el derecho de expresarse públicamente y de trabajar en beneficio de la sociedad.
El telón de fondo para desenmascarar a los intransigentes y autoritarios ha sido la realización del VI EMF que ha tenido como sede nuestra Ciudad de México y ha congregado a miles de participantes de todo el mundo, junto a cardenales y obispos, lo cual fue una demostración espléndida de la pluralidad y universalidad de la Iglesia. Frente a este encuentro fraterno y festivo, no faltaron aquellos que quisieron boicotear el evento sin más resultado que hacer el ridículo y, por supuesto, la presencia del Presidente de la República sacó a relucir la furia desmesurada de los “talibanes del laicismo”, aquellos primitivos defensores no del Estado laico sino de un Estado arcaico; a estos miopes y rabiosos críticos no les es posible aceptar las reglas de la democracia que fatigosamente el pueblo de México ha venido construyendo.
La presencia del titular del Ejecutivo en la inauguración del EMF ha sido una expresión de sensibilidad política ante una reunión internacional sobre un tema de tanta relevancia y actualidad para los ciudadanos mexicanos en general y no sólo para unos cuantos. La asistencia del Jefe del Ejecutivo le ha dado la oportunidad para expresar el compromiso de su gobierno por el bienestar de la familia mexicana, presentando algunos programas de su política social y su combate frontal al crimen organizado y el narcotráfico, enemigos de la familia. Su discurso fue intencionalmente claro para presentar su trabajo en beneficio de los mexicanos más allá de confesiones religiosas o cuestiones partidistas.
Sus palabras previas, antes del discurso oficial, han sido expresión de su historia personal que es la historia de muchos y que no es secreto de nadie, expresión cordial y sencilla de saludos e identidades que a nadie ofende y a nadie excluye. Así como México es tierra de Cuauhtémoc, es tierra de Guadalupe, así como México es tierra de Juárez, es tierra de los mártires cristeros arteramente asesinados por un Estado enfermo de laicismo y anticlericalismo. Son realidad de nuestra historia y por ello extraña toda la serie de reflexiones fuera de contexto y sin ningún fundamento, que algunos articulistas han expresado durante más de una semana, criticando la presencia y las palabras del Sr. Presidente en esta reunión internacional organizada por la Iglesia Católica.
Lo menos que podemos decir es que su ignorancia es grotesca y se muestran incapaces de superar su complejo de inferioridad y de disimular sus odios y fobias que rayan en lo patológico; han mostrad que su corta inteligencia no les permite entender la libertad de una democracia y la pluralidad de nuestra cultura. Es de felicitar el valor del Presidente que no se mostró como tantos políticos vergonzantes a los que habría que recordar las palabras de Jesús: “Si alguno se avergüenza de mí, yo también lo desconoceré delante de mi Padre”, sino que con gran sencillez mostró lo que, por su condición de bautizado, no puede dejar de ser en ningún momento de su vida; cristiano, sin disminuir por ello en lo más mínimo la solidez de un Estado laico profundamente arraigado en la cultura mexicana. Los agoreros del Estado arcaico, que no laico, han hecho una falsa interpretación del texto constitucional y una torcida lectura de las palabras presidenciales. La ignorancia siempre lleva al error, la soberbia al absolutismo y por supuesto a la intolerancia que es propia de los regímenes absolutistas, fascistas y antirreligiosos.
Menos mal que este club de laicistas intolerantes son una ínfima minoría frente a un pueblo democrático que entiende mejor que ellos el sentido de la libertad de reunión de asociación y de expresión, y que sin duda han tomado con naturalidad la actuación presidencial y están dispuestos a apoyar su lucha por México.