Nuevos hechos de violencia contra religiosas y sacerdotes en México
Todavía sacudiéndonos de la resaca electoral y cómo se conforma el escenario político para los próximos tres años, es increíble seguir con las notas de violencia que, a pesar del optimismo oficial, parecen crecer cada día. No sólo soportamos la tendencia de alza de precios e impuestos, el dinero parece rendir menos y no hay suficientes garantías para acabar con la desigualdad rampante donde los más ricos siguen haciéndose muy poderosos creando vacíos en las clases medias y engrosando la pobreza.
Los rezagos son evidentes y la violencia es el signo del desastre. Nadie puede decirse a salvo, ni las instituciones de reputada honorabilidad y liderazgo. La Iglesia católica es víctima y el hecho más reciente lo denuncia el obispado de Tehuantepec. Se ve con preocupación el "crecimiento de la violencia, tanto la de la delincuencia común como la de grupos que se organizan para el crimen y tratan de intimidar a sus víctimas y a la sociedad en base a la exhibición de poder y de crueldad generando temor, desconfianza hacia las mismas autoridades, una impresión de inseguridad e impotencia y, en ocasiones, un sentimiento de venganza que puede llevarnos a la ley de la selva".
Y es que el 29 de junio por la noche, tres religiosas ancianas de las Misioneras Apostólicas del Sagrado Corazón fueron blanco de un asalto violento al ser amarradas y amordazadas. La misma denuncia fue propicia para hacer del conocimiento de la opinión pública sobre el asalto perpetrado contra el párroco de Palomares, Oaxaca, quien fue amarrado, amordazado y golpeado.
Los decanos y obispo llaman la atención para corregir la situación advirtiendo del deterioro personal, familiar, social y cultural apelando al cuidado que deben tener los padres en sus hogares y a trabajar con intensidad por la unidad de las comunidades.
Aquí el comunicado completo: