Las armas depuestas del obispo auxiliar de Monterrey
Guillermo Gazanini Espinoza / 02 de julio.- Los escudos de armas son la reunión de símbolos de linaje y potestad; abolengo, pertenencia a una familia, ostenta títulos de poder. En la Iglesia, las insignias eclesiásticas manifiestan la dignidad y potestad del obispo, es emblema indicativo investidura pastoral. Se dice que, por cuestiones militares, la heráldica eclesiástica nació como necesidad distintiva del individuo y de la familia de su pertenencia. En la era medieval, en 1307, las casas religiosas de Inglaterra registran los primeros sellos particulares y únicos que evolucionarían hacia los escudos de armas; en sus orígenes, los emblemas de obispos requerían del blasón –para señalar linaje y origen- y la armería en general.
En últimos años, las heráldicas eclesiásticas han depuesto símbolos para hacer más “humildes” los oficios. Benedicto XVI eliminó la tiara papal, la corona del soberano, por la mitra sencilla, no preciosa ni ornamentada. En el actual pontificado, Francisco agregó una leyenda innovando el estilo del escudo conservando la mitra en su oficio como obispo de Roma.
Echar una mirada a los actuales escudos de los obispos de México refleja una particular sensibilidad por su oficio, agradeciendo por sus orígenes y agregando raíces personales o símbolos de sus apellidos. En todos se conserva los emblemas de su oficio, como el sombrero eclesiástico borlado, la cruz patriarcal o la sencillez de una cruz latina. Llama la atención la difusión del escudo de monseñor Alfonso Miranda Guardiola (1966), nombrado en marzo de 2014 por el Papa Francisco como titular de Idicra y auxiliar del Arzobispado de Monterrey. Este joven pastor no sólo es asiduo a los medios modernos de comunicación para evangelizar, también es de esos casos raros entre el clero que no se forman en Roma. Realizó una especialización en la Universidad Pontificia de México además de una carrera civil en Ingeniería Industrial por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Fue ordenado en 1998 por imposición de manos del Cardenal Adolfo Antonio Suárez Rivera.
Ayer, a través de su blog y tuiter, presentó su escudo episcopal. Realmente es fuera de serie y vale la pena conocer toda la simbología del obispo portador de la misericordia. De primer impacto, la deposición de los emblemas episcopales indica un signo de servicio, de cercanía. No es el señor obispo, más bien el padre obispo y pastor que da la vida de una forma particular viendo a los marginados, a los necesitados. El único signo de su origen vocacional es el Cerro de la Silla que parece, de alguna forma, implicar su tarea de hacer presente a Cristo amigo, buen pastor en la ciudad industrial del país y que el cielo se gana con trabajo arduo, con oración y las prácticas de la misericordia. El emblema es remarcado por las letras de su oficio. No están debajo del escudo, de lado más bien como para complementar esta riqueza simbólica y meter al espectador en la nueva idea y antigua de Iglesia: “Que nadie se sienta solo, que nadie se quede fuera”.
Tiene por introducción la apertura y así lo indica el autor: “Más abierto, más fresco, más relajado, por eso el sombrero y las borlas, así más desplegadas, más sueltas, más en libertad, incluso en el suelo, queriendo manifestar con ello, una actitud de apertura, servicio, y humildad”. El 12 de junio pasado, Francisco advirtió a los obispos sobre la burocracia y los riesgos de ser príncipes. Los llamó a revitalizar el sentido de paternidad para que los llamados a apacentar sean “pastores con ternura de Dios, que dejen el látigo colgado en la sacristía y sean pastores con ternura, incluso con los que le traen más problemas”. Poco a poco comienza una mentalidad nueva. Enhorabuena monseñor Alfonso Miranda.
La explicación completa del escudo del obispo auxiliar está en su blog:
http://www.monsalfonsomiranda.com/esta-es-la-imagen-de-mi-escudo-episcopal-y-su-explicacion/