Para ser creíble, hay que ser transparente



Una de las tendencias de los sistemas democráticos modernos es el derecho ciudadano a la información pública. Los instrumentos internacionales de derechos humanos tutelan para la ciudadanía el acceso a los archivos gubernamentales en todo lo que concierne a la actividad de la administración pública, sobre todo en la aplicación de los recursos y su destino. Otro derecho es el de la protección de los datos personales, así quienes son responsables de bases de datos donde se consignen nombres, domicilios y en general elementos para ser identificable a cualquier persona, tienen el deber de protegerlos y no distribuirlos sin el consentimiento de sus dueños.

En México, esta regulación ha llegado a nivel Constitucional y las leyes secundarias en materia de Transparencia y Protección de Datos se han convertido en un modelo internacional haciendo de la legislación mexicana un paradigma en el tema. Cada vez más los ciudadanos se “empoderan” cuando hacen exigible su derecho ante las autoridades para saber cómo y de qué forma se gobierna.

La transparencia no es una cosa aplicable sólo a las dependencias gubernamentales. Hay entidades ajenas a la labor pública que han hecho de ella un eje rector y la Iglesia católica no debería ser la excepción. La “revolución” del Papa Francisco indica una dirección concreta: La Iglesia, para ser creíble, debe ser transparente. ¿Hasta qué punto hay que llegar para lograr una genuina limpidez económica eclesiástica? Hemos de ser sinceros. La Iglesia de México es opaca y es escasa la información oportuna sobre el destino de los recursos que, a lo largo del año, son aportados por los fieles. ¿Es una obligación? Legalmente no hay ningún requerimiento que exija a los responsables de las arcas eclesiásticas para hacer pública una información que queda en el ámbito del derecho civil, sin embargo, sí hay un deber ético.

A lo largo del año, varias colectas nacionales son efectuadas y por lo menos, quien esto escribe, no sabe de los ascensos finales de la recaudación. Cuando participé en las colectas del Seminario Conciliar de México sólo conocí el monto del cual fui encargado, pero de ninguna forma del gran total obtenido bajo el argumento de que era “reservado” para formadores y alumnos directamente responsables.

No dudo que haya parroquias ejemplares que exhiban sus cuentas logrando legitimidad en sus inversiones y credibilidad en su trabajo. Para muestra un botón. En otras ocasiones he escrito que la Parroquia San Bernardino de Siena, Xochimilco, en la VIII Vicaría de Pastoral de la Arquidiócesis de México, ha sido modelo en aspectos pastorales, de relación con el gobierno local y también de rendición de cuentas. Al iniciar el año, el párroco publicó en su página de facebook el siguiente post que, de entrada, sí me impresionó: INFORME ECONÓMICO 2013 a Xochimilco: Nuestra Parroquia ha administrado durante 2013 un aproximado global de $5'750,000.00 (Cinco millones 750 mil pesos), obtenidos de ofrendas y limosnas en Misas, celebraciones especiales pagadas en oficina parroquial y servicios notariales, alcancías, donativos en general, Primeras Comuniones y Confirmaciones, colectas especiales (Diezmo, Misiones, Óbolo de San Pedro, Obras del Episcopado, Santos Lugares, Universidad Pontificia, Caridad y otras), criptas y cuotas anuales para su mantenimiento, librería, estacionamientos, sanitarios, puestos en el atrio, semanario "Desde la fe" y revista "Sembradores", kermeses y bazar, venta de vasos de veladora y cera, además de donaciones en especie (despensa, medicamentos, dulces, ropa, calzado y cobijas nuevas, camas, juguetes...).
GRACIAS A DIOS POR LA GENEROSIDAD DE LOS XOCHIMILCAS.

Pbro. Adrián Huerta Mora, párroco y representante legal de "SAN BERNARDINO DE SIENA, XOCHIMILCO, D. F., ASOCIACIÓN RELIGIOSA".


Creo que ese pequeño informe fue satisfactorio. No sólo Francisco aspira a una revolución de la Iglesia universal, también este estilo de administrar, como el anterior ejemplo, lleva una revolución paralela y local que hace constar el buen gobierno de una parroquia y la responsabilidad de un pastor ante el Pueblo de Dios. Y así habrá otros, ojalá puedan conocerse; esa es la Iglesia transparente de cara a Cristo aún en el dinero, estiércol del diablo que abona las obras de Dios.

Guillermo Gazanini Espinoza
Secretario del Consejo de Analistas Católicos de México
Volver arriba