Contemplar… ¿desde dónde?

Depende mucho del lugar en el cual nos queramos situar, en el plano desde el que decidamos mirar nos sitúa de un lado u otro. A veces, alejándonos o incluso ocultándonos la realidad. No es lo mismo obtener una perspectiva desde una choza que desde una mansión.

El lugar privilegiado para poder contemplar la historia de la salvación es sin duda, el lugar de los pobres, ya que el situarnos desde cualquier otro ángulo niega la liberación.
Llegar a ser contemplativos en la liberación supone una opción por los pobres, opción tomada desde dentro, desde el epicentro, desde el codo a codo…

Jesús luchó por una sociedad justa, por la construcción del Reino, pero para llegar a entender esto, debemos saber escoger el lugar en el cual nos queremos situar. Es de sentido común que los bien instalados, los grandes, nunca podrán entender estas cosas y no pueden, porque ni siquiera se dan la oportunidad de intentarlo. Se vive mejor en esa “burbuja”, por lo tanto ¡para qué mirar a otro lado…! “Qué difícil es a un rico entrar en el Reino de los Cielos (Lc 18,24)!

En algún momento nos hemos detenido para preguntarnos ¿cómo es nuestra contemplación ante las situaciones que estamos viviendo, ante el mundo que nos rodea? Quizá sea más fácil situarnos desde el otro ángulo para no llegar a tener cargo de conciencia asumiendo que son los demás los que tienen que actuar y no yo… ¿qué estamos haciendo con nuestro mundo, nuestra tierra, nuestra agua, nuestra agricultura, qué herencia queremos dejar a nuestros pequeños? Hoy nos peleamos por el agua en este primer mundo y no carecemos de ella. ¿Nos hemos preguntado cómo están nuestros hermanos que dependen de este nuestro primer mundo del cual presumimos?

No asumimos la realidad porque no somos capaces de ponernos en su piel, porque aún seguimos pensando que no es nuestro problema. Hoy por hoy podemos abrir el grifo y beber, podemos acercarnos al supermercado y comprar, con más o menos dificultad, pero podemos. ¿Sabemos realmente lo que es ponerse en el lugar del otro?

Contemplar la realidad es hacerlo desde la perspectiva de la Liberación, del Reino. Esa realidad sobre la que asentamos nuestra mirada de la fe y desde la opción por los más “pequeños”.

Nuestra contemplación tiene que darse en un proceso de liberación, con todo lo que ello supone, sus riesgos y dificultades de los que, por supuesto, no estamos exentos. Cuando verdaderamente consigamos ser contemplativos en la liberación, es cuando seremos capaces de experimentar a Dios en la realidad, descubrir la historia de la salvación en esta historia única.

Recordemos, una vez más, que somos voz de los que no tienen y que nuestras luchas y esfuerzos hacen posible que el Reino siga avanzando sin conformarnos con que cada día suben más las cifras de esos que no les permitimos tener voz, sino que pensemos que estamos gestando un mundo nuevo, un mundo que puede ser posible dependiendo del ángulo de contemplación de cada uno de nosotros.
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