¡Siempre vence la vida!

Una vez más Jesús sigue saliendo a nuestro encuentro dispuesto a cambiar nuestra angustia y agobio por la fuerza y el ánimo.
Él es vida y por eso, nos llama a la vida. A un vida llena de alegría y entusiasmo, a defenderla ante cualquier amenaza, a transmitir el gozo de sabernos resucitados…
Nos invita a dejar a un lado todo aquello que nos ata, que no nos deja ser libres para llegar a Él. Todos sabemos cuales son esas ataduras que tanto nos cuesta dejar a un lado para poder caminar desde la fe y el amor.
Sintamos cada día como un nuevo regalo, una oportunidad para aprovecharla, un reto que afrontar, un nuevo encuentro y por supuesto, sabiendo que también es lucha y dolor. Es esa búsqueda que el hombre necesita para caminar, ese apoyo para sostener nuestra debilidad.
Cada nuevo amanecer es una gracia y un don que quizá nos puede pasar desapercibido, pero pensemos que no todos los que vieron salir el sol ayer podrán hacerlo hoy, por lo tanto, cada día es momento de volver a nacer e intentar vivir con intensidad todo lo que el día nos pueda deparar, siempre con ánimo, recordando que Jesús ha resucitado y sigue apoyando nuestra debilidad.
“Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y lo encontraron todo como las mujeres habían dicho, pero a Él no lo vieron. ( Lc 24-24)
No busquéis entre los muertos a quien ya está vivo.